ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 7 | Page 94

OPINIÓN ANA VEGA El viaje del blóguer ANA VEGA El viaje como arquetipo narrativo, no como blogtrip pagado, que nos conocemos A Admitidlo, estáis hartos de los blogueros gastronómicos. Yo casi también, y eso que soy una de ellos. Una de tantas personas anónimas que un día, en vez de emborracharse o pegar sellos con la lengua, decidió abrir un blog de cocina. Una bitácora, que se decía entonces, que quedaba mejor porque te hacía sentir un capitán de navío intrépido o alguna moñada épica por el estilo. El hartazgo provocado por el homo gastrobloguiens es relativamente reciente, y no tiene que ver con la cantidad o calidad de blogs existentes en España sino con la pela. El vil parné. Eso es lo que ha llevado a empresas, marcas y entes de todo tipo a querer sacar tajada del trabajo bloguerístico. Al otro lado del ring, autores deseosos de reconocimiento, retribución y bufés libres. Se juntaron el hambre y las ganas de comer. Para comprender tal evolución, sigamos la estructura del viaje del héroe del mitógrafo Joseph Campbell, un patrón narrativo que lo mismo ayuda a comprender las películas de Disney que los blogtrips con gastos pagados (además, fue de esas cosas que aprendí en la universidad y que pensé que nunca tendrían su aplicación práctica). Pongamos que el protagonista y futuro blóguer, igual que Willow, Bilbo Bolsón o Luke Skywalker, al principio del guión vive una existencia feliz y tranquila, a ratos soporífera, marcada únicamente por su amor a las cosas del comer. La historia se empieza a animar cuando siente la llamada de la aventura. Nuestro héroe comienza a barruntar la idea de conquistar internet, pero se resiste porque es un mundo proceloso y está más a gusto en casa comiendo lentejas. Entonces entra en escena el mentor o la ayuda sobrenatural. En nuestra narrativa gastroblóguer, este papel de Gandalf lo desempeña la cuñada Maripuri, que exalta las virtudes de las lentejas de nuestro protagonista, el preciosismo de su foto de lentejas en Instagram o su ingeniosa crítica de unas lentejas ajenas en Tripadvisor. Tú vales mucho, etc.