Verdad y Vida Ene-Feb 2017 | Page 8

por Pedro Rufián Mesa S us fuerzas flaqueaban, su vista se deterioraba, ya le costaba trabajo  ver de lejos y subir las escalinatas del templo empezaba a ser un verdadero martirio para él. “¿Cómo voy a identificarlo si apenas puedo ver solo a unos cuantos metros?”, se preguntaba el anciano Simeón, y le preguntaba a Dios. Pero en el fondo de su corazón se confortaba en la seguridad de que sería 8 Verdad y Vida Enero – Febrero 2017 Dios el que le mostrara a su Ungido. Como un judío piadoso que había confiado en Dios a lo largo de su vida, iba todos los días al templo, sin importar que hiciera frío o lloviese. Lo que le mantenía las fuerzas, y el ánimo para sobreponerse a la debilidad de sus músculos y a la fragilidad de sus huesos, era la gran noticia que Dios le www.comuniondelagracia.es