Verdad y Vida Ene-Feb 2017 | Page 28

yo todavía la encontramos así. Estamos peligrosamente de acuerdo con el mensaje de “yo primero”. Pensar en nosotros, hablar de nosotros, hacer lo que nos gusta, promocionar nuestras propias fantasías y cuidar solo de nuestros propios nidos es muy fácil para nosotros. Pensamos que hacerlo nos hará felices, pero de hecho no es así. La historia de la Torre de Babel en la Biblia, en el capítulo 11 de Génesis tiene todavía mucho que enseñarnos hoy. Los constructores arrogantes y egoístas se proponían crear una maravilla pero todo lo que produjeron fue confusión y caos. Las prospectivas de los centrados en sí mismos son grises en este mundo y 7 más grises aún en la eternidad . Dos voces, dos opciones Los escritores del Nuevo Testamento son muy conscientes de estas dos voces y de las opciones que presentan. Los pensadores y los comunicadores cristianos a lo largo de los siglos, desde Agustín de Hipona a C.S. Lewis, son igualmente conscientes de ellas. Ellos saben también que, triste y estúpidamente, nosotros los seres humanos nos hemos permitido ser condicionados para escuchar a la voz incorrecta y para tomar la opción errada. Esto no es verdad solo de los villanos de la historia, monstruos como el emperador Nerón, que quemó su ciudad; o Adolfo Hitler, que asesinó a seis millones de judíos; o Pol Pot, que creó los “campos de la muerte” camboyanos, o Jack el Destripador, que aterrorizó Londres con sus asesinatos en serie. Todos hemos permitido ser seducidos por la filosofía del “yo primero”. Incluso las mejores personas tienen que luchar 28 Verdad y Vida Enero – Febrero 2017 con esto. Jesús mismo fue tentado a poner sus propias necesidades, su propio poder, su propia gloria antes que el reino de Dios. Puedes leer sobre ello en el cuarto capítulo del Evangelio de Mateo y de Lucas. Pero Jesús eligió la opción correcta mientras recordaba versículos de las Escrituras. Demasiado a menudo el resto de nosotros elegimos la opción errada: “…pues todos han pecado y están privados de la gloria de 8 Dios” . Esto significa que tenemos un gran problema y no debemos de ignorarlo. Si poner a Dios primero nos da fortaleza y luz interior, y la prospectiva de vida eterna; mientras que ponerse uno primero produce exactamente lo opuesto, entonces la humanidad está en serio peligro. Nuestra sociedad, nuestro planeta y nuestras propias vidas están todas en riesgo, y alguien que lo dude no tiene nada más que poner la televisión y escuchar las noticias durante diez minutos para ver cantidad de evidencia de que esto es así. Un asunto de vida o muerte ¿A dónde vamos desde aquí? Me voy a permitir ofrecer una estrategia para cada uno de nosotros. Procede directamente de las Escrituras y es una consecuencia lógica de creer que aunque nuestro problema es grande, nuestro Dios lo es má s. Tiene cuatro elementos. 1) Es esencial aceptar que tenemos que elegir una opción, y que esa opción es un asunto de vida o muerte. La Biblia muestra a Dios diciéndonos esto clara y dramáticamente: “…te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la viwww.comuniondelagracia.es