Verdad y Vida Ene-Feb 2017 | Page 25

vino Esperanza, ‘que al principio cuando afirmaste que la Biblia también incluye el valor del sufrimiento en la vida del creyente, me sentí un poco sorprendida y desconcertada. Pero después de escucharte y reflexionar en lo que el apóstol Pablo dice sobre su experiencia con el dolor y el sufrimiento estoy empezando a entender a que te referías. Como seres humanos nos gusta sentir que somos independientes, que no necesitamos nada, pero cuando nos llega el dolor o el sufrimiento nos damos cuenta de que en realidad somos más dependientes e indefensos de lo que creíamos. Cuando estamos sintiéndonos débiles, por el dolor, la enfermedad o el sufrimiento, lo normal es que busquemos ayuda en los demás, y si somos creyentes, en Dios. Y sabemos que es acercándonos a Dios que nos fortalecemos. De ahí, creo, que el apóstol Pablo escribiera: “…porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”’. “Así es Esperanza. Lo que menos nos gusta es tener que depender de otros. Pero no nos damos cuenta de que cada ser humano es un pequeño eslabón en la gran cadena de la raza humana, y que todos dependemos los unos de los otros de muchas formas cada día, y sobre todo y por encima de todo, de nuestro Creador que, incluso hablando solo de lo físico, nos mantiene el aliento y las fuerzas para tener todo lo que necesitamos para subsistir. Si todo nos fuera siempre bien, si no tuviésemos dolor, ni sufrimiento, nunca llegaríamos a saber cuán débiles y dependientes somos, de Dios, primero que nada, y de los demás”. ‘Ese está siendo mi caso’, afirmó Esperanza asintiendo con un leve moviwww.comuniondelagracia.es miento de su cabeza. ‘Ha sido en medio de mi total indefensión, que el cáncer ha puesto al descubierto delante de mí de la forma más cruda e innegable, que estoy respondiendo a la llamada de mi Creador. Así que estoy de acuerdo contigo y con el apóstol Pablo: La idea engañosa de la supuesta autosuficiencia, que va creciendo en nosotros a medida que nos hacemos adultos, no nos ayuda a ser conscientes de lo dependientes que somos de Dios, de nuestros semejantes y de todo lo que nos provee la creación. Por lo que el dolor y el sufrimiento nos hacen más fuertes espiritualmente, ya que nos muestran lo débiles y dependientes que somos, y por ello nos pueden mover a acercarnos a Dios; la verdadera fuente de nuestra fortaleza y provisión’. “Pero eso no es todo Esperanza. El sufrimiento y el dolor también tienen valor para el cristiano por otro aspecto muy importante de la vida cristiana: ¿Cómo sentiríamos compasión y podríamos confortar a aquellos que experimentan dolor, enfermedad o sufrimiento si nosotros no hemos experimentado situaciones similares? El mismo Jesús experimentó en su carne toda clase de dolores y sufrimientos, más de los que nosotros experimentamos debido a nuestras debilidades, para ser más capaz de compadecerse, como escribió Pablo”. Clara tomó su Biblia, buscó la escritura y leyó: “Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado”’ (Hebreos 4:15). (Continuará en el próximo número) Verdad y Vida Enero - Febrero 2017 25