Revista UNADicción Abril | Página 17

Said, tomó la mano de Lluvia y ambos entraron al restaurante.

-¿Quieres tomar algo princesa?- Dijo Said.

-mmm…un jugo-Contestó Lluvia con una sonrisa coqueta.

-¡Vaya! no sé si tenga dinero suficiente para pagar todo eso-bromeó Said.

Lluvia contestó con un gesto de molestia fingida.

-¿Sabes?-Dijo Said y continuó pausadamente- Hay un espacio en mi corazón que jamás nadie habitó. No es un espacio muy grande, pero es tuyo y quiero que habites en él.

-Wow!-Exclamó Lluvia-¡No sé qué decir! ¡Eso fue encantador! ¿Y si lo lastimo?-preguntó Lluvia.

-¡Es tuyo! puedes hacer de él lo que quieras- Contestó Said con ternura.

Habían pasado varias horas y ninguno de los dos se atrevía a interrumpir la escena, la escena de dos personas que empezaban a amarse, de dos personas que habían sufrido mucho y que se sentían cobijados por la sonrisa mutua…por la alegría de ambos.

Said miraba a Lluvia y en sus ojos no existía nada más que amor, un amor verdadero que había crecido repentinamente en su corazón herido. Sin embargo, el tiempo había pasado, lento pero seguro. Said pidió la cuenta y tal vez, solo tal vez estaba tan concentrado en Lluvia que no notó la ausencia de Griss en el restaurante. No era un dato irrelevante para él. A Said le encantaba verla, aunque rara vez entabló una conversación con ella. Griss, no era una empleada común. Era coqueta, impulsiva, inquieta, inteligente y muy positiva. Había logrado levantar las ventas del restaurante, y gran parte de los clientes iba por ella, entre ellos Said.

La fresca madrugada le dio la oportunidad a Said de abrigar con su cazadora a Lluvia y ella encantada se dejó cobijar por Said.

-Te amo princesa- Exclamó con ternura Said.

-Me llamo Lluvia mi vido- Contestó jugueteando Lluvia.

-¡Vaya! Creí que jamás me dirías tu nombre- Dijo divertido Said.

-No le ando dando mi nombre a cualquiera mi amor- Contestó Lluvia, al momento que un taxi se detuvo y ambos subieron para dirigirse a casa de Lluvia.

-Me llamo Diego Díaz, pero todos me conocen por Said-Dijo por fin Said.

-¿Por qué Said?-Preguntó lluvia extrañada

-Fonéticamente Said es Díaz si lo escribes al revés- dijo Said, ocultando con una verdad, la verdadera razón de su nombre.

-Te llamaré Said amor-Dijo Lluvia recostándose en su hombro-y cuando esté enojada te diré DIEGO.

El trayecto fue corto, por lo que ambos decidieron quedarse en silencio juntando sus rostros con cariño. Por fin, un poco antes de llegar, Lluvia sacó de su bolso un pequeño bolígrafo y escribió su número de teléfono en la mano de Said, después bajó del taxi y se despidió de él con un beso. Una vez que Lluvia entró a su casa, el taxi avanzó.

-¿A dónde se dirige?- Preguntó el taxista.

-A un hotel por favor- Contestó Said.

-¿Alguno en especial?- Preguntó nuevamente el taxista.

-No importa, necesito descansar- Contestó Said un poco descortés.

El taxista prefirió no contestar y lo llevó a un hotel cualquiera. Said pudo haber sido más cortés, pero le molestó el olor a cigarro en el interior del taxi. Nuevamente se veía frío, con un tono grisáceo en el rostro, como si estar lejos de Lluvia le afectara de sobremanera.

“…Una vez más, el destino había cruzado los caminos de Lluvia y Said, quienes no dejaron pasar la oportunidad de expresar lo que sentían, sin embargo, el amor los pondría a prueba una vez más”

Capítulo 3. Desahogo y alivio (Parte 6).

Siguelo en @MCruz365

17