Síntesis argumental
En Donde hay agravios…, la fábula refiere, en principio, a la presencia de
dos personajes arquetípicos, don Juan y su criado Sancho, que, en medio
de la noche, llegan a la ciudad de Madrid. El propósito inicial es la
localización de la casa de un tal Fernando de Rojas, con cuya hija don Juan
concertó casarse a pesar de que no han tenido oportunidad de conocerse;
los dos personajes que ocupan la escena conjeturan acerca de un delicado
encargo: el envío de un retrato del pretendiente, pintado en Flandes; sin
embargo, debido a un descuido o confusión del criado, que remitió su
propio óleo con cara de diablo, ofende a su amo. Esta circunstancia se ve
súbitamente obstaculizada cuando ―para nueva sorpresa y nuevo agravio
de don Juan― ven
descender un caballero
desde el balcón de la
presunta prometida.
Con esto el galán,
gracias a su identidad
recién adquirida ―que
t é c n i c a m e n t e
c o r re s p o n d e a u n a
inversión de los papeles
habituales― ve propicia
la oportunidad de
esclarecer, espada en
mano, los turbios
presagios producidos por la presencia del misterioso caballero.
Amo y criado arremeten, entonces, intentando cortar el paso y desvelar
la identidad del furtivo galán, cuya negativa a identificarse los lleva, como
no podía ser de otro modo, a desnudar los aceros que habrán de recuperar
la honra. Pero, ante la maestría del contrincante, que se desvanece entre
las sombras, terminan batiéndose entre ellos. Mientras tanto, en el interior
de la casa, doña Inés ―la prometida― interroga a Beatriz, su criada,
acerca de unos ruidos percibidos en el exterior, pero, debido a su falta de
respuestas convincentes y evasivas, opta por despedirla, por lo que