Military Review Edición Hispano-americana Noviembre-Diciembre 2013 | Page 60

antigüedad insiste en visitar otro cuarto de armas o de suministro seleccionados al azar. Cuando se le informa de una misión exitosa, el líder de mayor antigüedad pregunta sobre una misión fracasada y qué cambio ha llevado a cabo la unidad con base en las lecciones aprendidas. El líder de mayor antigüedad puede asistir a una sesión informativa de órdenes, una práctica, un entrenamiento, o una revisión después de la acción. Lo importante es que la visita no sea programada o planificada. El líder debe aparecerse sin previo aviso. Habrá muchas fuerzas en el trabajo para evitar que suceda esta visita no anunciada. Los líderes subordinados harán todo lo posible para volver a la agenda prevista, al aprovechar al máximo todas las oportunidades limitadas. El edecán— si el líder de mayor antigüedad cuenta con uno— llamará primero para asegurarse de que no se desperdicie el tiempo del líder. Al establecer un clima de confianza y comunicar una guía clara, el líder ayudará a los subalternos a superar su resistencia natural de mostrar la imagen total —buena y mala. Los líderes de mayor antigüedad que quieren “ver” a sus unidades subordinadas utilizarán una combinación de todos estos posibles métodos. Si bien la presencia es importante, las visitas constantes son informativas pero muy difíciles. Los sustitutos amplían el alcance del líder pero deben contar con la plena confianza tanto del líder de mayor antigüedad como de los subalternos 58 —o los sustitutos no podrán ver más de lo que el comandante podrá ver. Las sesiones informativas estandarizadas son útiles y pueden permitir la identificación de problemas organizativos y sistémicos; sin embargo, pueden llegar a ser onerosos “absorvedores de oxígeno” si se tornan enciclopédicos y extraños. Las unidades líder pueden ofrecer a un líder de mayor antigüedad una adecuada muestra representativa, pero todos los soldados y subordinados merecen la atención del tiempo personal del líder y todos los beneficios derivados de la interacción personal. Por ultimo, resulta difícil desarrollar las habilidades que hacen que un líder pueda ver la verdadera esencia y el corazón de una unidad en medio de la artificialidad de una visita oficial y los dirigentes solo aprenden esta habilidad para discernir con la experiencia. El líder que puede ver unidades subordinadas en su estado natural disfrutará de una mejor concienciación situacional y podrá unir los niveles estratégicos, operacionales y tácticos de una manera más perfecta. El líder evaluará, con mayor precisión, si su guía e intención está llegando a todos los niveles del comando. A través de la comprensión y del efecto agitador de “luz” provista por su propia presencia, los líderes de mayor antigüedad pueden tomar los pasos necesarios descritos en este artículo para “ver” sus propios electrones.MR Noviembre-Diciembre 2013 • Military Review