Military Review Edición Hispano-americana Noviembre-Diciembre 2013 | Page 54
El Ejército se ve a sí mismo como una institución
de enseñanza y, por lo tanto, jamás deberíamos
dejar de hacer preguntas. A medida que buscamos esas respuestas, haría bien que cada uno de
nosotros reflexionara sobre cómo, la manera en
que pensamos, actuamos y lideramos, afectará el
Mando tipo misión. Podemos buscar en nuestras
organizaciones y decidir cuál es la mejor manera
de promover y recompensar la capacidad de
adaptación, la audacia e imaginación de los lideres.23 Tal vez esta sea la coyuntura adecuada en
la que el Ejército podría analizar nuestro sistema
de Recursos humanos y encontrar maneras de
considerar las carreras holísticamente. El general Robert Cone, comandante del Comando de
Doctrina y Entrenamiento del Ejército de EUA,
recientemente declaró lo siguiente: “Tales líderes
no pueden producirse en masa. Nuestros sistemas
de personal tendrán que resistir la tentación de
tratar a la gente como una mercancía y evolucionar
de manera que considere a cada uno como un
individuo”.24
Evidentemente, tendremos más preguntas que
formular si queremos contemplar tal cambio.
¿Hemos verdaderamente considerado la pregu nta
de quién es el número uno entre nuestros subalternos? ¿Es el líder que no cometió errores, sin
embargo, jamás corrió ningún riesgo? ¿Es el líder
que corrió el riesgo y cometió errores, pero quien
aprendió de los mismos, los corrigió y finalmente
tuvo éxito? ¿Debemos esperar encontrar un gran
número de subalternos que corran grandes riesgos
y, de alguna manera, jamás se equivoquen?
Quizás haya otras oportunidades para inculcar
aún más el Mando tipo misión que no hemos
tomado en consideración. Un primer paso
importante puede ser abordar la preocupación
de que la filosofía está relegada a los procesos,
tecnologías y sistemas del Mando tipo misión. El
abordar ahora esta preocupación hará más para
inculcar la filosofía y la práctica en los líderes en
todos los niveles, mientras minimiza los riesgos
de implementación. Dada la abundancia actual
de sistemas complejos de mando tipo misión y el
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crecimiento futuro de capacitadores del mando
tipo misión como el ciberespacio, podemos aliviar
la innecesaria complejidad al minimizar el grado
de control que es esencial. Esto es especialmente
cierto cuando continuamos adquiriendo sistemas
que requieren que detengamos todo mientras
pequeños ejércitos de representantes del servicio
de campo por contratación arreglen nuestros
sistemas. Si los comandantes establecen el control
mínimo necesario, entonces se verán obligados
a depender o a confiar en los equipos que han
sido entrenados para llevar a cabo su misión. Esto
está bien. Después de todo, el Mando tipo misión
como una filosofía reconoce que las guerras y los
conflictos son caóticos; mientras más complejidad
se agregue a una misión, mayor posibilidad tendrá
de fracasar.
Mientras consideramos la mejor manera
de responder estas preguntas y luchar para
hacer el Mando tipo misión una realidad,
permítanos terminar al reflexionar sobre las
siguientes palabras expresadas por el general
Cone: “Cuando se enfrenta con situaciones
imprevistas, contamos con líderes inteligentes
y adaptables para garantizar que el Ejército con
el que contamos, sea rápidamente transformado
en el Ejército que necesitamos”.25 La filosofía de
Mando tipo misión insta a que todos nosotros
capacitemos a esos líderes para que sean adaptables y ágiles en la mayor medida posible en la
ejecución de las Operaciones terrestres unificadas. Es la filosofía de mando del Ejército y la
responsabilidad recae en cada uno de nosotros
para ponerla en práctica. El asegurar que esto
suceda es responsabilidad de todos y cada uno
de nosotros, al ponerla en práctica en y a través
de todos los dominios del desarrollo de líder. Si
bien el no lograr esta meta solo enseñará a los
futuros líderes que hay una diferencia entre lo
que se enseña y lo que se practica, todo líder
que en la actualidad haga del Mando tipo misión
una responsabilidad personal, confirmará y
reforzará nuestra filosofía mediante y a través
del hacer cotidiano.MR
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