Military Review Edición Hispano-americana Noviembre-Diciembre 2013 | Page 35

mando tipo misión Lamentablemente, pocas de estas características son lo que podrían ser en nuestro Ejército. Todo lo que brilla es oro. El poeta británico Thomas Gray concluyó una poesía de un gato que se ahogó cuando perseguía un pez dorado en una tina de la siguiente manera: “No todo lo que tienta sus inquietos ojos/Y corazones que no sienten, es lícito precio; ni todo lo que reluce es oro”. Nuestras fuerzas armadas se beneficiarían si prestaran atención a la moraleja en lugar de continuar la búsqueda precipitada para entrenar nueva tecnología. Nuestro amor por la tecnología es una preferencia cultural con profundas raíces históricas. Tal vez es la preferencia algo innata para las fuerzas armadas de una nación económicamente poderosa. El uso decisivo de la tecnología en las guerras de antaño de casi aniquilamiento reforzó esta preferencia. Por ejemplo, los nativos estadounidenses no podían ganar contra el fusil de repetición y, en 1945, la bomba atómica enfáticamente puso fin a nuestra sangrienta lucha con Japón. Esta preferencia prevalece a pesar de las armas superiores que resultan no decisivas en los campos de batalla más recientes. En Vietnam, Iraq y Afganistán, tales armas hicieron que las misiones parecieran alcanzables, solo para descubrir que la victoria rápida era solo un espejismo destellante. Descubrimos que los efectos cinéticos a corto plazo, tales como “números de muertos” y “conmoción y pavor”, por sí solos, no son suficientes para lograr el éxito duradero en los conflictos modernos. De hecho, estos efectos, en realidad, pueden ser dañinos si distrae la atención de los componentes más importantes de la guerra moderna, los aspectos políticos y morales. La primacía de la tecnología es más evidente en las decisiones presupuestarias. Actualmente, el Ejército de EUA ha proyectado disminuir el número de personal más que la rama de la Fuerza Aérea y la Armada basadas en tecnología.33 De las categorías de los gastos militares, solo el presupuesto de adquisición está proyectado a aumentar en los siguientes tres años.34 La mayoría de este presupuesto creciente se gasta en armas costosas de alta tecnología tales como aviones caza, Military Review • Noviembre-Diciembre 2013 misiles, submarinos y destructores —armas que solo marginalmente han influido en los resultados obtenidos en los campos de batalla de los últimos 50 años.35 Nuestro Ejército no es inmune a la tentación producida por la sirena de la tecnología. Por ejemplo, invertimos miles de millones de dólares para perfeccionar las redes internas de sensores y rutas de información. Tales redes proporcionan un evidente atractivo que le roba atención al mando tipo misión. En la guerra de Vietnam, los comandantes en helicóptero daban las órdenes a los líderes subalternos en tierra en medio del combate.36 Los líderes de mayor jerarquía de hoy en día no tienen que salir de su puesto de mando —o ni siquiera estar en el teatro de operaciones— para micro administrar las operaciones. Decirles a los líderes de mayor jerarquía que pueden observar y comunicarse con sus unidades más pequeñas es una cosa. Pero, también esperar que no controlen las acciones de estas unidades cuando no están de acuerdo con las decisiones de sus subalternos es casi ciertamente irreal. Todo libro es sagrado. Shamir dice lo siguiente: “Una cultura organizacional la cual determina que no se puede confiar en los subalternos se manifestará a través de fuertes procedimientos de control”.37 Esta es exactamente la cultura que Tom Guthrie describe le pertenece al Ejército de EUA: “Si, verdaderamente, intentamos aceptar el mando tipo misión, debemos hacerlo en su totalidad y esto requerirá un compromiso de cambiar la cultura de control y procesos a una de descentralización y confianza. No podemos darnos el lujo de predicar una cosa y hacer otra”.38 Los líderes del Ejército quieren que se les tenga confianza, dice Guthrie, pero toman su tiempo para confiar en otros.39 En su lugar, tienden a micro administrar a sus subalternos y hacer que “hagan las cosas al pie de la letra”.40 En una brigada real, pregunta Guthrie, ¿se permitirá que los comandantes de compañía no publiquen los horarios en el cartel de anuncios de la compañía con seis semanas de antelación?41 ¿Que no lleven a cabo reuniones de entrenamiento semanales?42 Guthrie está en lo correcto: el control y 33