Military Review Edición Hispano-americana Noviembre-Diciembre 2013 | Page 34
detallado en un solo gran ataque envolvente
sincronizado. Las ordenes por escrito con anexos
típicamente sumaron 1.000 páginas y, como el
general Colin Powell más adelante escribió, “Allí
nadie le iba a decir a Schwarzkopf que se había
equivocado”.26 Cuando el Ejército iraquí se desintegró antes de lo previsto, a los comandantes les
faltó la libertad de acción, competencia e iniciativa
para perseguir y destruir las columnas iraquíes en
retirada.27 La mayoría de la Guardia Republicana
se escapó, lo que garantizó la supervivencia del
régimen de Saddam y otra guerra con Irak una
década después.28
Algunos críticos sostienen que, con pocas
excepciones notables, nuestro Ejército tampoco
ha ejercido el mando tipo misión en los conflictos
más recientes.29 Después de haber servido con las
fuerzas de EUA en Irak por un año, el Brigadier
británico Nigel Aylwin Foster escribió lo siguiente:
...Si bien el Ejército de EUA aboga por el
mando tipo misión, en Irak no lo practicó...
Los comandantes y estados mayores en todo
nivel... pocas veces, por no decir que jamás,
cuestionó la autoridad y estuvieron renuentes
a desviarse de las instrucciones precisas. La
lealtad incondicional hacia los superiores
y conformidad con su oficial superior eran
rasgos notables. Cada comandante tenía su
propio estilo, pero si había una tendencia
común, era para la micro administración, con
muchas horas dedicadas a presentaciones y
actualizaciones diarias.30
La adopción del mando tipo misión de nuestro
Ejército es, en el mejor de los casos, medio conocido. En este artículo se destaca tres tendencias
culturales que han de superarse si la promesa
del mando tipo misión ha de cumplirse. Aún
más crucial es poner al mando tipo misión en
la perspectiva adecuada: no es una filosofía que
necesariamente gana guerras en lugar de combates.
En esta filosofía, debemos buscar en otro lugar,
en una tradición teórica antigua que nos ayuda a
comprender mejor la única constante de guerra
—la naturaleza humana.
A fin de desarrollar a líderes que verdaderamente practiquen el mando tipo misión y que
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Frecuentemente se refiere a Helmuth von Moltke el viejo como
“el Padre de Auftragstaktik”. Fue bajo su orientación que el Ejército
prusiano institucionalizó la filosofía del mando tipo misión.
puedan ganar la paz, nuestro Ejército requiere
una reorientación básica que apoye los profundos
cambios en la cultura, doctrina, entrenamiento,
administración de personal y capacitación del
Ejército.
La corriente del río contra la cual rema nuestra
doctrina
La calidad cultural más importante que apoya
el mando tipo misión, con la que concuerdan los
expertos, es un clima de confianza basado en las
percepciones de que sus colegas son profesionalmente competentes y poseen un juicio razonable.31
Entre otras características culturales de apoyo
se encuentran la comunicación eficaz con base
en una comprensión compartida de la doctrina,
gran valor en el aprendizaje según lo expresado y
enfatizado en el entrenamiento y capacitación, la
tolerancia hacia los errores cometidos bien intencionados, una tendencia a la acción e iniciativas