Military Review Edición Hispano-americana Noviembre-Diciembre 2013 | Page 29
lealtad extraviada
coronel Frank Zachar, de enterrar un punzón en
el ojo del desleal.6 Los profesionales del Ejército
sienten la necesidad de ser leales, según escribe el
teniente general Walter Ulmer. “Los subalternos
están reacios a identificar a su jefe como tóxico.
Sienten una lealtad y no quieren avergonzar a su
unidad”.7 Demasiado a menudo, los profesionales
del Ejército optan por morderse la lengua —cuando
un superior está equivocado, cuando un superior es
poco ético, cuando un superior es tóxico— debido
al poder cultural de lealtad.8
Nuestro entrenamiento y capacitación refuerza
este concepto de lealtad tan a menudo como los
hombres y mujeres ingresan a la profesión, lo que
se convierte en parte activa de su identidad. Se
convierte en parte de la cultura, un elemento de
la composición emocional de un profesional del
Ejército —él o ella es fiel a sus camaradas, sus
compañeros de batalla, su unidad, de primero,
de último y para siempre.9
Esto es importante. Es maravilloso para la cohesión, para el espíritu de combate y el espíritu de
cuerpo. Es terrible para garantizar que la profesión
del Ejército sea servida la siguiente década. Esta
importantísima lealtad al grupo pequeño puede
estar en conflicto con la lealtad al Ejército, a la
verdadera fe y lealtad a la Constitución de Estados
Unidos.
En vista de que la identidad y los lazos emocionales fácilmente abrumarán la idea intangible de
lealtad a los ideales, este conflicto raramente se
resuelve. El economista de comportamiento Dan
Ariely en The Upside of Irrationality trató algo
llamado “self-herding” (auto-pastoreo); tomamos
decisiones basadas en las acciones y decisiones
que hemos tomado en el pasado —con base en
nuestras ideas de quiénes somos.10 El consultar
los altos ideales encarnados en la Constitución
es demasiado difícil y “la ley del menor esfuerzo”
de Daniel Kahneman, en calidad de psicólogo,
señala, “La pereza está profundamente radicada
en nuestra naturaleza”.11 Demasiado pocos estadounidenses han leído la Constitución y asimilado
los valores y principios expresados por el poder
de su juramento para invalidar el lazo emocional
hacia sus compañeros ranger.
Military Review • Noviembre-Diciembre 2013
Sin embargo, la lealtad no es una expresión de
emoción. Además sirve como una función de
identidad. En su libro Sociology of Loyalty, James
Connor escribió lo siguiente: “Nuestra lealtad nos
proporciona identidad”.12 Somos más leales a las
cosas más estrechamente vinculadas a nuestra
identidad”. El problema es que, en la actualidad,
la mayor parte de la identidad de un profesional
del Ejército se desarrolla en torno al vínculo emocional de la lealtad entre los combatientes en el
campo de batalla, hasta que la misma gana fuerza
lejos del campo de batalla. Si bien necesitamos esa
conexión emocional para el espíritu de cuerpo,
también necesitamos apartarnos de la misma y
reforzar cuidadosamente una identidad que venera
la Constitución.
El desarrollo de esta identidad es un proceso
de toda la carrera. La Dra. Pauline M. Kaurin
presentó un trabajo en la Conferencia de Servicios
sobre la Ética profesional en 2006, en donde señaló
lo siguiente: “En lugar de considerar la identidad
como una posesión, la identidad [incluso para los
profesionales del Ejército de mayor antigüedad]
es algo que se encuentra en el propio proceso de
cultivar, al dejar abierta la posibilidad de cambiar,
evolucionar y modificar la propia identidad, ya
sea, en respuesta a las influencias individuales o
sociales y los intereses (o ambos)”.13
En calidad de profesionales del Ejército, debemos
darnos cuenta de que el elemento clave de nuestra
identidad es nuestro juramento de apoyar y defender, tener verdadera fe y lealtad a la Constitución de
Estados Unidos de Norteamérica. El compartir una
identidad centrada en la Constitución desarrolla
vínculos más extensos que los insulares, no obstante, estrechos vínculos de combate. Los vínculos
falsos para apoyar un ideal en lugar de los forjados
a través de las dificultades compartidas o en tiroteos, dan margen a una confianza institucional
que sufriría de lo contrario. Según lo escrito por
Michael Wheeler para la Air University Review—
[Esta] es una perspectiva distinta de
cómo la lealtad puede ser inspirada, de tal
manera que la meta militar de disciplina
puede lograrse junto con el objetivo social
de contar con soldados que son también
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