Military Review Edición Hispano-americana Marzo-Abril 2014 | Page 70
El atacar los sistemas de control industrial para
dañar el medio ambiente es un grave acto de guerra. Sin embargo, siempre y cuando la atribución
sea desconocida y no haya ningún mecanismo
punitivo vigente, las prohibiciones contra tales
actos en el derecho internacional están sometidas
a la discreción del atacante. En la actualidad, hay
opciones limitadas, en caso de haber alguna, para
reforzar la rendición de cuentas de los ataques
cibernéticos a través del derecho internacional.
Los efectos ambientales de la guerra
cibernética
Si un adversario puede producir grandes daños
ambientales irreversibles a EUA a través de ataques
cibernéticos en los sistemas de control industrial,
o incluso, el control pre conflicto sobre numerosos
sistemas, limitaría las opciones políticas de Estados
Unidos. La amenaza y el riesgo de un ataque cibernético tendrían que ser considerados y le darían
a una potencia menor el efecto multiplicador de
fuerza en un conflicto directo con Estados Unidos.
La andanada de ataques cibernéticos en la
infraestructura del país en la última década es
merecedora de gran preocupación para el gobierno
federal.7 Estos ataques se han extendido hasta
el punto de incluir los sistemas de control de
supervisión y adquisición de datos (SCADA, por
sus siglas en inglés), que son un subconjunto de
los sistemas de control industrial. Los sistemas
SCADA controlan los procesos en nuestra energía,
transporte, administración de alcantarillado y agua
potable, y otras industrias. Son la columna vertebral de la estructura técnica de nuestra sociedad.
Los sistemas SCADA pueden permanecer viables
durante décadas, dependiendo de los procesos
y maquinaria que controlan estos sistemas. Sin
embargo, a menudo, los sistemas SCADA carecen
de capacidad o son difíciles de actualizar para
enfrentar los desafíos contemporáneos de la
seguridad cibernética. Muchos de estos sistemas
jamás fueron concebidos ni diseñados para ser
conectados a ninguna otra computa ܘK]X