Military Review Edición Hispano-americana Marzo-Abril 2014 | Page 28

su labor desempeñada con nosotros en la primavera pasada… por su servicio superior y más allá... verdaderamente se lo merece”. Williams fue gratificada por el reconocimiento de la Infantería que casi nunca reconoce a los elementos de apoyo.24 Estos hombres soldados la respetaron tanto a ella como el trabajo que hizo para ellos; no fue discriminada por su sexo. Al reflexionar sobre este sentido de integración, resulta interesante tener en cuenta su dedicación final: “quiero dar las gracias a los maravillosos hombres y mujeres con quienes he servido —y que en la actualidad están en servicio activo”.25 Williams experimentó algunos de los problemas más intensos de una fuerza de género mixto en combate y, sin embargo, al final de su trabajo, solo recuerda la camaradería —masculina y femenina— que experimentó en Irak. Los procesos similares de integración de facto han sido evidentes en el Cuerpo de la Infantería de Marina de EUA (USMC, por sus siglas en inglés). Un Mayor del USMC, que sirve en el Comando regional suroeste Afganistán en 2010, señaló que la Infantería de Marina estadounidense había desarrollado un programa de participación femenina con un pelotón de mujeres marines especialmente entrenadas. Estos marines femeninos fueron incorporados en las unidades de combate y han participado en patrullas y operaciones con las unidades de la Infantería de Marina.26 Sin embargo, destacó que el USMC, en general, es bastante estrecho: se unen los hombres y mujeres. Sentía cierto escepticismo sobre si la integración femenina funcionaría en la Infantería, pero proporcionó evidencia clara de mujeres que operan con la Infantería en la línea de frente. Si bien se mantiene la prohibición de las mujeres en la infantería, los oficiales de la Infantería de Marina de Estados Unidos explícitamente han destacado la importancia del entrenamiento y profesionalismo en la integración de las mujeres en el Cuerpo de Infantería. Por ejemplo, al tratar el entrenamiento integrado incluyendo el ejercicio de entrenamiento de la Infantería de Marina estadounidenses, el Crisol, teniente general Van Riper observó lo siguiente: “La clave 26 para desarrollar unidades operativas eficaces, cohesivas de género integradas, es la creación de un ambiente de entrenamiento desarrollado progresivamente con este fin.”27 El resultado de esto ha sido que los marines [mujeres y hombres] se perciben a sí mismos como integrantes del mismo equipo comprometidos a llevar a cabo las mismas duras labores en el mismo ambiente sucio, mental y físicamente exigente y de esa experiencia se desarrolla una apreciación mutua de profesionales.”28 De hecho, ha habido un número de ejemplos de marines femeninos y masculinos que no simplemente sirven juntos en operaciones sino que luchan juntos en combate. Los cabos de la Infantería de Marina, Carrie Blaise y Priscilla Kispetik fueron incorporadas a la 3/25ª Compañía Lima de Marines estadounidenses en 2005 en Haditha donde fueron asignadas a las patrullas en las misiones de busqueda; en calidad de mujeres pudieron interactuar con las mujeres y facilitar la entrada sin fuerza en varios puntos. Si bien, Blaise y Kispetik consideraron que “eran infantes de marina y todo marine (hombre o mujer) era un tirador”, su recepción inicial fue hostil; los marines masculinos se sintieron “decepcionados” al servir con las mujeres en Haditha.29 Sin embargo, más tarde en el despliegue, la observación de que todos los marines, fueran hombres o mujeres, eran tiradores se convirtió en una realidad. El 26 de mayo de 2005, el pelotón al que fueron asignadas Blaise y Kispetik fue víctima de una emboscada por los insurgentes mientras despejaban Haqlaniya; dos Infantes de Marina resultaron muertos por un proyectil de lanzagranadas en el contacto inicial y el resto de [