Military Review Edición Hispano-americana Enero-Febrero 2014 | Page 86

mentalidades radicalmente ajustadas en todos los niveles. Realmente hacerlo no es la parte más difícil; la parte más difícil es tomar la decisión de actuar. Por otra parte, si bien forzar esta decisión es una opción, la misma realmente debe hacerse en un nivel individual, si ha de ser duradera. A continuación se presentan algunas ideas sobre cómo lograr una fuerza singular aunque diversa. Cómo liderar el camino (Sargento. Jeremy D. Crisp) En la mayoría de los casos, el Ejército estadounidense puede sentirse legítimamente orgulloso de sus esfuerzos por hacerse más representativo de la Nación a la que juran defender. Tomó más tiempo del debido permitir que los soldados homosexuales y lesbianas abiertamente sirvieran, pero según concluye Kenneth Karst, “…es difícil encontrar cualquier otra institución en la sociedad estadounidense que lo haya hecho mejor”, integrar a la minoría.6 A menudo, la mano del Ejército se ve forzada, como cuando la orden ejecutiva de Truman ordenó la plena integración de los afros estadounidenses. Los detractores consideran estos mandatos experimentos sociales que deterioran el apresto de las fuerzas armadas. Sin embargo, los estudios suelen probar lo contrario. Con cada integración —ya sea religiosa, étnica, racial o de minoría sexual— hemos ampliado nuestra capacidad para lidiar con un mundo cada vez más complejo, globalizado e interconectado. Tal vez porque la integración de las minorías siempre ha sido una directiva por naturaleza, ha alimentado una disidencia silenciosa y persistente y, una especie de comportamiento pasivo-agresivo que insidiosamente debilita la estructura de la fuerza. Ha llegado el momento para que el Ejército fomente abierta y proactivamente la inclusión de todas las minorías y sencillamente diga, todos son bienvenidos. El sargento Leigh Ann Hester, comandante de vehículo, 617a Compañía de policía militar, Richmond, KY, se encuentra en posición de firme antes de recibir la medalla de plata en una ceremonia de premiación en el Campamento Liberty, Irak, 16 de junio de 2005. Hester es la primera mujer soldado desde la Segunda Guerra Mundial que recibe la medalla de plata. 84 Enero-Febrero 2014 • Military Review