Military Review Edición Hispano-americana Enero-Febrero 2014 | Page 84

Armadas por estereotipos y prejuicios anticuados. Un año después de mí graduación, como cadetes en la primera clase que incluía a las mujeres, se les consideró para oportunidades de liderazgo. Me enteré que una de las compañeras de infantería había sido recomendada para un puesto en el estado mayor de la brigada, lo que la convertía en uno de los cadetes de más alto grado. En vista de que la conocía, consideré que la Academia había hecho una elección inteligente. En lugar de aceptar el puesto, lo rechazó. El cuento que escuché fue que ella jamás sabría si su elección había sido debido a sus logros y potenciales o, únicamente, por su género. Recientemente insté a mi hija de 24 años a considerar unirse a las fuerzas armadas. Ha luchado con las materias académicas en la Universidad y consideré que alistarse en las fuerzas armadas le proporcionaría una trayectoria alternativa para el éxito. Cuando le comenté esto a un amigo, me sugirió que viera la película titulada The Invisible War, que trata de las violaciones en el Ejército de EUA y que reconsidera mi opinión. Según dice el dicho, mientras más cambian las cosas, más permanecen iguales. Solamente que en este caso, según se relaciona con el papel que desempeña la mujer en las fuerzas armadas, el lograr el status quo está definitivamente mal: para las mujeres, los hombres, el Ejército, el Departamento de Defensa, el país y el mundo entero. La guerra contra las mujeres Enfrentémoslo: ser mujer es difícil. Muchos presumen que gran parte de la difícil situación que enfrentan las mujeres ocurre en países como China, India, Irán y Afganistán, donde son asesinadas, mutiladas, envenenadas, o constantemente acosadas. La idea de que son difamadas y maltratadas en Estados Unidos es fácilmente ignorada. No debería ser así. En Estados Unidos, las mujeres enfrentan asaltos en distintos frentes, desde los derechos reproductivos hasta igualdad de remuneración por igualdad de trabajo, asuntos que muchos pensaron habían sido resueltos, sin embargo, de hecho, han estado cocinándose a fuego lento por algún tiempo.2 Si realmente hay una “guerra contra las mujeres” o 82 si es simplemente una política partidista es discutible; sin embargo, es claramente sintomática del hecho de que los asuntos de género permanecen sin resolverse y polémicos. El número de agresiones sexuales que calcula la Oficina de Prevención y Respuesta contra la agresión sexual del DoD (SAPRO, por sus siglas en inglés) ocurre cada año, lo que pone en evidencia este hecho. En 2010, la SAPRO con