Military Review Edición Hispano-americana Cuarto Trimestre 2016 | Page 63

OCUPACIÓN MILITAR A ntes de la invasión de EUA a Irak en 2003, la ocupación de Japón de 1945 a 1952 a menudo era invocada como evidencia de que los estadounidenses sabían cómo hacer las ocupaciones de manera correcta. Consecuentemente, a principios de la Operación Iraqi Freedom, se supuso que, tal como habíamos hecho previamente con el no-occidental Japón, seríamos capaces de derrotar a Irak, otra nación no occidental, y luego convertirla en un modelo de esperanza democrática en el Medio Oriente oscuro tal como habíamos establecido a Japón como un Estado democrático progresista en el Lejano Oriente. Seguros del modelo ya desarrollado de ocupación japonesa, saldríamos con un nuevo aliado exitoso en el lugar. Sin duda alguna, eso no es lo que nuestra ocupación dio como resultado. En retrospectiva, la pregunta principal ahora se ha convertido en: ¿Por qué tuvo éxito la ocupación en Japón y fracasó la ocupación en Irak? Sin embargo, también debemos preguntarnos si las presunciones y lecciones supuestamente aprendidas de la ocupación de Japón fueron defectuosas en primer lugar. Como historiador profesional, he estudiado extensamente la ocupación estadounidense de Japón. Además, fui asignado para servir en la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA) en Bagdad a fin de establecer el trabajo preliminar para la ocupación de Irak mientras servía en el Ejército de EUA. Estos antecedentes tal vez me hayan dado la capacidad de ofrecer una perspectiva única debido a mi familiaridad con los detalles de la ocupación de Japón, complementados por observaciones personales recolectadas de mis experiencias prácticas en la participación del establecimiento de la fase básica de los esfuerzos de la coalición para ocupar y transformar exitosamente a Irak. Consecuentemente, en mi opinión, la respuesta más concisa de por qué difirieron las dos ocupaciones se capta en el libro Cultures of War: Pearl Harbor / Hiroshima / 9-11 / Iraq, de John Dower, que puede ser resumido de la siguiente manera: los roles del aparato de ocupación de EUA y las entidades gubernamentales centrales y locales de Japón a través de los cuales trabajó dicho aparato habían sido «adaptados a las circunstancias específicas del momento y lugar en Japón»1. En Irak, no se hizo. MILITARY REVIEW  Cuarto Trimestre 2016 Si bien el lugar fue la verdadera diferencia clave, otros factores fueron importantes. Sin embargo, antes de discutir estos factores, la siguiente pregunta debe ser, ¿por qué consideran los estadounidenses la ocupación de Japón un éxito? El éxito en Japón Hasta cierto grado, la idea de que Japón principalmente se convirtió en una democracia, una potencia económica y un aliado leal de EUA como resultado de políticas de posguerra proféticas y conscientemente desarrolladas por EUA es un vestigio de la influencia de una historiografía anticuada de Japón en la que también se alegó que Japón fue el primer Estado no occidental en industrializarse exitosamente —durante la Restauración Meiji— principalmente porque había imitado técnicas occidentales. Sin lugar a dudas, la implicancia en estas historias es que los japoneses, como un pueblo, no tenían una originalidad especial, ni en la filosofía política ni organización industrial—las cuales tuvieron que ser prestadas desde el exterior. Desde una perspectiva tan errónea, casi toda la historia previa de Japón es así ignorada. En esta perspectiva distorsionada, la historia moderna de Japón comienza cuando el comodoro Matthew Perry abrió un Japón aislado, que comienza a imitar al Occidente superior, deshaciéndose casi completamente de la influencia cultural y sociopolítica del pasado de Japón. Esta idea es absurda a simple vista, pero frecuentemente ha sido aceptada sin preguntas. Del mismo modo, en muchas de las primeras historias escritas sobre la ocupación estadounidense, la influencia extensa de la complicada historia cultural, social y polifacética de Japón simplemente desaparece. Según estas historias superficiales, un nuevo Japón surge como el resultado de la ocupación, moldeado por Estudios Unidos en su propia imagen, como si la Segunda Guerra Mundial completamente hubiera borrado la historia japonesa y este nuevo Japón solo tuvo éxito hasta el grado que el país aprendió de su ocupante. Afortunadamente, las historias posteriores de Japón han restaurado una profundidad más honesta a la fuente histórica y han reconocido el esfuerzo japonés en la recuperación del país después de la guerra, dando mejor contexto cuando se explican los pasos fundamentales hacia la industrialización moderna durante la Restauración Meiji como un precursor al éxito 61