Military Review Edición Hispano-americana Cuarto Trimestre 2016 | Page 20
Por muchos años, los líderes de las FARC pensaron que
podría lograrse esta meta solo por medio de la fuerza y
una guerra de guerrillas prolongada, financiada a través
de la delincuencia, especialmente el narcotráfico—una
conexión que, cabe señalar, las FARC continúan negando8. Sin embargo, tras su derrota militar durante los
años de Uribe, el planteamiento de las FARC cambió a
lo no cinético y se centró en alterar el marco y narrativa de su lucha por medio de la guerra de información,
simultáneamente reclutando a los «tontos útiles» de
Lenin en sectores prometedores de Colombia: cocaleros, miembros marginados de mano de obra organizada
y elementos izquierdistas alienados tales como profesores y estudiantes radicales9. Externamente, el movimiento estableció bases bastante seguras en Venezuela
y Ecuador para que las FARC pudieran sobrevivir sin
importar los golpes que sufrieran en su propio suelo.
La estrategia de las FARC no ha cambiado y presenta inquietudes sobre el carácter y objetivos de la
organización. Por ejemplo, ¿cuál es la motivación para
la demanda estricta de las FARC de varias «zonas
de paz» (han pedido hasta ochenta), aparentemente
zonas de desarme, pero donde el grupo será dominante
hasta que decida bajar sus armas? Del mismo modo, las
FARC han negociado el fin de la erradicación aérea y
aun manual de cultivos de coca, trabajo que ahora e stá a
cargo de comunidades locales, pero solo si se estima suficiente la prestación de servicios de un Gobierno cada
vez más carente de efectivo. Mientras tanto, el cultivo
de coca sube vertiginosamente, rellenando los cofres
de las FARC después de sufrir años de operaciones de
contrainsurgencia abrumadoras. Por último el proceso
de la verdad y reconciliación promete proteger a la mayoría de los líderes de las FARC de ser procesados; con
la condición de que confiesen sus crímenes, el acuerdo
solamente impone varias restricciones de libertad que
no llegan hasta el encarcelamiento. Es difícil no ver
las negociaciones de paz en curso como la «guerra por
otros medios», permitiendo a un grupo logros que militarmente estaban fuera de su alcance. En este contexto,
¿qué es la paz?
El caso de Nepal ofrece una moraleja relevante. La
«guerra popular» entablada por el Partido Comunista
de Nepal (maoísta) normalmente se relaciona solo con
el período entre 1996 y 2006 de hostilidades abiertas.
Desde entonces, Nepal, técnicamente, ha estado en paz.
Sin embargo, esto es una dicotomía falsa porque lo que
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ha ocurrido en Nepal desde 2006 ofrece un ejemplo
significativo del carácter cambiante de la insurgencia,
especialmente en cuanto al uso de terrorismo en todas
fases de la guerra y la paz.
Aunque los maoístas aparentemente se reintegraron
en la política normal después del cese de fuego y un
acuerdo de paz integral de 2006, continuaron declarando (públicamente y en sus sesiones privadas) que participaban estratégicamente en una lucha revolucionaria
armada y solo procedían tácticamente por un camino
distinto (p. ej. la lucha política)10. Comenzaron agresivamente a usar la violencia clandestina —el terrorismo
llevado a cabo contra oponentes políticos locales— en
lugar de la guerra de guerrillas abierta para solidificar su posición y ganar votos parlamentarios. Usaron
fuerzas especialmente constituidas, en particular los
paramilitares de la Liga de la Juventud Comunista
(YCL) —compuesta sobre todo de combatientes que
fueron tranferidos y «cambiados de bandera»— para
llevar a cabo estos ataques11.
Los maoístas fueron eficaces hasta el punto de poder
controlar elecciones y ocupar dos veces el cargo de
Primer Ministro, lo que permitió que su partido neutralizara aún más la resistencia que quedó en las fuerzas
de seguridad desmoralizadas, ampliara su influencia y
solidificara sus finanzas. Si bien las estadísticas no han
sido oficialmente tabuladas, el número de víctimas del
período de «paz» parece ser miles, con la mayoría de
estas personas siendo asaltadas en lugar de asesinadas12. Hay poco que un ciudadano antimaoísta pueda
hacer o esperar en lo que se refiere a la protección de su
persona y propiedad. El Estado exhibe indiferencia o
incapacidad con respecto a las necesidades de seguridad
popular, pero Nepal, oficialmente, está en paz.
Convirtiendo los logros militares en
un acuerdo político
En el tema de la paz, San Agustín escribió, «No hay
nadie que no ame la paz... es por la paz que los hombres
entablan la guerra y aun los bandoleros buscan mantener la paz con sus camaradas»13. Las consecuencias
para Colombia son evidentes. Puesto que es un término
ambiguo, la «paz» no es inherentemente prometedora.
A fin de celebrarla, debe hacer más que proporcionar
un camino al poder sin obstrucciones a las organizaciones ilegítimas. Tácticamente, algunos actores de rapiña
pueden necesitar incentivos para no arruinar la paz,
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