año no había ido a la guardería.
Entra a las 9.00 y sale a las 12.30,
así que tengo alguna hora extra de
más e intento concentrar al máximo el entrenamiento por las
mañanas.
“Tuve tiempo
para darle
pecho a mi hija
durante un año
y medio. Y lo
disfruté mucho.
Y creo que ella
también lo hizo”
Amamantaste hasta el año y
medio y te la has llevado a todas
partes, a todas las competiciones.
¿Cómo te has organizado para
llegar a todo?
Gracias a su cuidadora. Y siendo
estricta en los horarios, pero al
mismo tiempo flexible. Si mi hija
se pone enferma, yo me quedo en casa con ella y
reorganizo el plan de la semana. Tengo la suerte
de tener un horario flexible y creo que muchos
horarios laborales son muy rígidos y que se
podrían flexibilizar. Creo que si lo permitiesen
rendiríamos más en el trabajo. Yo cuando me ha
pasado algo así y he podido ser flexible, cuando
voy a entrenar estoy totalmente enfocada en lo
que hago. Igual solo voy una hora y media o dos,
pero te aseguro que saco más provecho que si
tuviese que ir obligada y preocupada por mi hija.
Eso sí, soy flexible pero siempre acabando las
cosas, teniendo muy claro cuáles son mis prioridades y objetivos en todo momento.
Tu marido Xabi es también tu entrenador. ¿Te ha
ayudado esa circunstancia en tu camino desde la
maternidad hasta el oro de Río?
Él es pieza
clave en este
camino. Eso
sí, él ha sido
mi entrenador, pero también el de
todo el
equipo, así
que han sido
cuatro años
en los que ha
estado muy
atareado, tanto por el trabajo de casa como por
la carga que tenía fuera. Le hemos tenido al
“Creo que si
permitiesen
flexibilizar más los
horarios laborales
rendiríamos más
en el trabajo”
72
•
mama
• NOVIEMBRE 2016
pobre ahogado (risas). Él siempre
ha hecho lo posible para que yo
disfrutara de la maternidad y se
me hiciera sencillo compaginar
ambas cosas. Me lo ha ido poniendo todo en bandeja.
Tres años después y a la vista del
oro en Río, está claro que ganaste
tu apuesta por la maternidad.
¿Qué es lo más bonito que te ha
dado hasta ahora la experiencia?
Lo más bonito son sus sonrisas
cuando se despierta. Verla contenta, disfrutar de la vida, porque
claro, lleva una vida de viajes bastante potente,
pero veo que disfruta. El año pasado fuimos
cuatro veces a Río (entre los juegos y la preparación), a Eslovaquia en los campeonatos de
Europa, a Pau, al campeonato del Mundo, a las
concentraciones… Es excesivo, pero yo veo que
disfruta y eso es gratificante. Y para mí también
ha sido bonito el hecho de sentirme realizada, de
haber conseguido lo que me había propuesto.
Ella fue la otra gran protagonista del oro: ¿Cómo
lleva lo de tener como madre a toda una campeona olímpica rodeada de flashes?
Eso lo lleva peor, porque ella me quiere para ella,
no para los demás (risas). Creo que eso es lo que
peor lleva.
Quizás, después de tu éxito, para Tokyo 2020 los
niños ya tengan permitido el acceso a la Villa
Olímpica para estar con sus madres y padres,
una prohibición absurda que tú misma denunciaste…
Nosotros tuvimos muchos problemas cada vez
que íbamos a Brasil. A Ane nunca le dejaron
entrar en el canal ol ímpico, ni para los entrenamientos, y eso fue durillo, porque los trayectos en
Río son muy largos, así que al final conseguí que
me dejaran juntar los entrenamientos de la
mañana y la tarde, de forma que hacía dos sesiones seguidas, sin recuperación. Físicamente fue
duro, pero me hizo más fuerte. Flexibilidad, esa
ha sido la clave, buscar fórmulas para estar con
mi hija.