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iba bien. Yo a ellas no las
veía ni las notaba. No hacían
nada que pudiera desconcentrarme.
*
casi 6 cm. Me dio un subidón enorme. No me lo podía creer.
Me propusieron ir a la bañera y,
aunque me resistí un poco porque
no me apetecía mojarme, al final
accedí. Y menos mal, porque fue
una pasada. El dolor se mitigó muchísimo e incluso llegué a dormirme entre contracciones. De repente me desperté y sentí la necesidad
de empujar. Decidí entonces salir de
la bañera. Sobre las 6:00h, empujando sobre la cama a cuatro patas, las
contracciones eran seguidísimas y no
me dejaban descansar un poco. Estaba agotada y empecé a llorar, a decir
que no podía más, que eso era insoportable.
Las matronas vieron que en la cama
los pujos no eran efectivos y me propusieron ponerme de pie, así que probé de pie apoyada en el borde de la
cama y noté que algo cambiaba, los
pujos eran más efectivos. Detrás de
mí sentados estaban mis hijas y mi
marido. Un pujo más y mis hijas gritaron: “¡Vamos mamá que se ve la cabecita!”. Ahí sentía que me quemaba y
traté de empujar hacia adentro, pero
no había marcha atrás. Lloré mientras
decía que me dolía mucho. Un pujo
más y salió la cabeza y al siguiente
El parto en casa está muy mitificado. Se cree que todos son iguales, que en todos tiene que haber
velas, música, infusiones, incienso,
batido con placenta… Y no es así.
En mi caso no hubo nada de eso
porque no iba conmigo. No son hábitos que formen parte de mi día a
día. No soy una persona espiritual,
así que mi parto fue sencillito; como
es mi vida, sin ornamentos. Por supuesto respeto las decisiones de todas las mujeres a la hora de parir,
siempre que no pongan en peligro
su vida o la de su bebé.
*
pujo se
oyó el plof de la bolsa al romperse y a
Marieta y a Lorena, las matronas, diciéndome que lo cogiera. Lo cogí y
estaba tan calentito y resbaladizo…
Eran las 6:53h del jueves 14 de abril.
Me tumbé en la cama rodeada de mis
hijas y de mi marido. No me lo podía
creer. ¡Lo había hecho yo sola! Me
sentía tan poderosa.
*
Me da pena no haber podido vivir
mis dos partos anteriores de esa manera. Debería ser posible vivir un parto así en cualquier hospital, ya que
hay mujeres que se sienten más seguras allí pero desean un parto no medicalizado y mínimamente intervenido.
Lo que más me gustó fue la sensación
de estar pariendo sola, pero sintiéndome segura porque mis matronas
estaban ahí supervisando que todo
No podría volver a parir en un hospital. Y si tuviera que hacerlo buscaría uno que siguiera las recomendaciones de la “Guía de la práctica
clínica sobre la atención al parto normal” del Ministerio de Sanidad. Parir
en casa debería ser una opción cubierta por la seguridad social, como
ocurre en otros países europeos.
*
A una mujer que se está planteando
dar a luz en casa le recomendaría que
se informe mucho porque hay que estar preparada para parir en casa. Es
importante conocer muy bien el proceso de un parto para no tener miedo.
La presión social es muy fuerte y la
gente tiene la fea costumbre de trasladarte sus miedos. Y también que
busque un equipo con buenas referencias, con buenas estadísticas y respetuoso. Porque, como en todo, no es
oro todo lo que reluce y hay casos de
partos en casa no respetados o excesivamente intervenidos. ■
NOVIEMBRE 2016 •
mama
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