EL PARTO EN CASA EN PRIMERA PERSONA
“Las mujeres que decidimos parir en casa
tenemos el concepto de parto como
proceso fisiológico y no como patológico”
VA N E S A D E ' W E L C O M E K I D S '
M
i experiencia en mis dos partos
anteriores en distintos hospitales
no fue positiva. En el primero todos
los recursos médicos resultaron contraproducentes, finalizando con una
cesárea de urgencia a consecuencia
de las malas prácticas de los profesionales que me atendieron. En el segundo tuve que luchar muchísimo
para que me dieran el tiempo que necesitaba mi bebé para nacer y tuve
que negarme a un montón de intervenciones. Es duro no poder dejarte
llevar porque tienes que estar pendiente de que no hagan nada que
pueda poner en peligro la vida de tu
bebé o tu integridad física.
*
A menudo escuchamos la frase:
“Pues si mi bebé llega a nacer en casa
se muere. Menos mal que nació en el
hospital.” Y esas madres no son conscientes de que probablemente las intervenciones que se hicieron por protocolo en el parto, fueron las que
pusieron en peligro la vida de ese
bebé y por eso necesitó ser salvado.
Tal vez si hubiera nacido en casa no
habría corrido ningún riesgo y no habrían tenido que salvarle la vida. Las
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•
mama
mujeres que decidimos parir en casa
tenemos el concepto de parto como
proceso fisiológico y no como patológico.
*
En mis dos partos en el hospital me
he sentido como una enferma. Tenía
claro que el tipo de parto que iba a
tener no dependía de mí, sino del
equipo que me atendiera en ese momento. Sentía que estaba en un ambiente hostil y no me relajaba. Fueron
partos más largos, muy dolorosos y
con mucho sufrimiento. En casa estaba relajada. No tenía sensación de peligro y no tuve miedo en ningún momento. Fue un parto más corto,
doloroso, pero sin sufrimiento. Me
sentía muy protegida por mis hijas, mi
marido y mis matronas.
*
Mi parto en casa comenzó de la única manera que no quería que empezara. Fisuré la bolsa un jueves y no me
ponía de parto. Entonces me empecé
a poner nerviosa porque pensaba que
• NOVIEMBRE 2016
mis matronas me propondrían en
cualquier momento ir al hospital a que
me indujeran. Pero no fue así. El martes siguiente vinieron a verme y vieron
que las aguas eran claras y que Max
estaba perfecto, así que podíamos esperar. Tenía mucha rabia porque eso
no entraba en mis planes y rompí a
llorar. Las matronas me ofrecieron hacerme la maniobra de Hamilton. Yo
dudé, pero antes de una inducción en
el hospital preferí esto.
A las 12:00h de la noche del día siguiente tuve cuatro contracciones
muy dolorosas y muy seguidas, cada
2 minutos, así que me acosté. Esta vez
las contracciones no se pararon y empecé a necesitar moverme cuando tenía una. Eran dolorosas pero se llevaban bien a cuatro patas sobre la cama,
balanceando las caderas. Pensé que
eran contracciones de preparto, pero
me empezó a molestar la luz, me empecé a quitar la ropa y a gemir. Las
matronas, con las que íbamos hablando en todo momento por whatsapp,
llegaron casi a las 4:00h y al verlas
entrar en la habitación me relajé muchísimo. Para entonces, y tras un tacto
que yo les pedí, supe que estaba de