[ HISTORIAS PERSONALES ]
precisamente, me ha llevado a hacer todo
lo contrario a lo que hicieron conmigo. Y
pese a la sensación de soledad que eso ha
desencadenado, lo prefiero. Lo necesito.
Quizás por todo eso entiendo tanto a Mara,
porque sé lo que piensa y lo que siente.
Porque recuerdo perfectamente cómo me
sentía yo y el daño que todo aquello hizo
en la persona que soy hoy. Cosa que no
quita que a mi también se me agoten esas
reservas de empatía y de paciencia y acabe
desesperándome. Y llorando. Y pidiendo
perdón. Y sintiendo que, pese a todos los
esfuerzos, lo hago fatal. ¡Ay! esa culpabilidad tan inseparable de la condición de
madre...
A: Y de padre. Que nosotros tampoco somos ajenos a ella. Pero es que al final es humano.
Uno no puede estar siempre al 100%, ni pretender
ser perfecto. A veces nos ponemos una exigencia
demasiado alta. Es como cuando empiezas una relación y estás tan ilusionado que pretendes siempre
ser perfecto para la otra persona, no tener defectos visibles. Eso es agotador. Fíjate, que cuando te
conocí hasta te dije que no me gustaba el fútbol.
Yo, que me sabía los nombres de todos los jugadores de Primera. Y hasta de los de Segunda si me
fuerzas. Aunque por lo menos te reconocí que era
forofo del Barça. Antes veía todos los partidos.
Ahora si veo uno durante la temporada me doy con
un canto en los dientes. Por un lado lo echo de menos, pero por otro me ha dado vida, que tanto sufrir
no debía ser sano. Ahora me alegro de las victorias
de otra forma.Y, sobre todo, no sufro las derrotas,
que lo que no se ve, no se siente. Pero el fútbol
siempre estará ahí. Tengo recuerdos muy bonitos.
Sobre todo con mi padre. Un día leí que uno no se
da cuenta de que está lejos de sus padres hasta
que su equipo juega un partido importante
y no puede vivirlo junto a ellos. A mí
me pasó con la última Champions
que ganó el Barça. Todas las anteriores las había visto con él, mano
a mano en el sofá. Supongo que lo
mío con el Barça es parecido a lo tuyo con Bunbury.
Yo que lo detestaba hasta he empezado a aceptarlo. Lo que no consiga el amor...
D: Bueno... Más bien fue un “no, a mi no me gusta el
fútbol”. Con lo que yo lo odio. Como ves, yo también soy la imperfección hecha persona. Aunque
no sé si acabaré “aceptando” lo del fútbol. ¡Quién
sabe! Todo puede pasar. Mira si fue casualidad que
nos conociéramos tú y yo y aquí estamos.
A: Y lo que nos queda, ¿no? Que Mara me ha salido
colchonera (podría haber sido peor) y tengo una
tarea pendiente con Leo para llevarlo al redil blaugrana. No interfieras en esto, que yo dejaré que les
pongas a Bunbury. En esto de las relaciones, más
aún si cabe con la paternidad, hay que aprender a
ceder. Y llegar a acuerdos. Los políticos deberían
aprender de las familias. Seguro que nos iba mejor...
Bueno, me voy a ir durmiendo a Mara, que se hace
tarde y mañana a las 06:00 suena la campana y
luego no hay quien nos levante. Y tenemos mucho
curro por hacer. Siempre hay cosas por hacer. Que
el ritmo no pare.
D: En esta casa la “To do list” nunca termina. Que el
ritmo no pare.
NOVIEMBRE 2016 •
mama
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