Madresfera Magazine 07 - Noviembre 2016 | Page 135

[ SANA-MENTE ] dañando a esa persona. A veces, cuando no permitimos que lo emocional hable, el cuerpo habla en forma de enfermedades. La persona que vive la muerte de un ser querido necesita tomar contacto con su dolor para que este desaparezca de modo natural. De lo contrario, no lo hace”. Existen grupos de apoyo que muchas personas utilizan como un recurso necesario para poder vivir su duelo. “Pueden ser presenciales de “madre a madre”, normalmente articulados desde asociaciones de familias, pero también encontramos grupos online que a través de webs, blogs o foros también se convierten en un punto de encuentro y acompañamiento en el que compartir experiencias”, añade Sara Jort. El dramatismo y el dolor que puede sentir una persona ante la pérdida de un hijo es uno de los fenómenos de estrés emocional más intensos que podemos experimentar a lo largo de nuestra existencia. Además, “esta vivencia tiene grandes implicaciones para la persona, la vida en pareja y los vínculos sociales e incluso compromete y afecta a la salud reproductiva posterior”, añade Sara Jort, que nos recuerda que “pese a que en ocasiones los distintos ritmos y mecanismos a la hora de vivir el proceso puedan distanciar o afectar a la pareja, es importante que exista una comunicación sincera y una escucha activa, así como un gran respeto hacia los tiempos de cada uno”. Además de los mencionados, también podemos encontrar grupos de apoyo dinamizados por profesionales. En estos casos, y según apunta Jort, hay un trasfondo no solo de compartir experiencias sino también psicoterapeútico. “La habilidad de guiar esos grupos requiere de formación específica, saber controlar los tiempos, manejar herramientas de sostén y conocimientos en psicoterapia”. Sara Jort lleva años organizando este tipo de grupos de apoyo en los que las familias no solo reciben el apoyo que se ofrecen entre ellas sino que también sirven para profundizar emocionalmente en algunas cuestiones o para proponer temas concretos que se quieren trabajar. Si bien tras la pérdida perinatal hay familias que quieren rápidamente otro embarazo, sobre todo si el deseo de formar la familia soñada es fuerte o la madre puérpera tiene el vacío de cuidar un bebé, no suele ser algo habitual. En general, la psicóloga especializada en pérdida perinatal explica que “los padres que han perdido a un hijo necesitan un tiempo de digestión de lo que ha sucedido, o tienen mucho miedo a otro embarazo y no se sienten preparados para afrontar otra gestación. Depende de cada vivencia, y de elementos como en qué momento sucedió la pérdida, cómo se hizo el manejo obstétrico, cómo fueron los c uidados sanitarios, las circunstancias de la muerte, los mecanismos de afrontamiento de la mamá y el papá...” Recomponiendo la familia Dentro de la propia pareja el dolor puede ser manifestado de muy diversas formas. Y eso es algo que afecta a la relación de pareja. Cheli no duda en lanzar un rotundo “sí” si le preguntamos que si realmente la muerte de un hijo afecta a la relación de esos padres. “Para nosotros la muerte de Lunita fue polarizante: nos acercó más que nada en el mundo, nos llenó de amor y comprensión pero también nos distanció. Con el tiempo, estamos aprendiendo a vivir el duelo juntos pero al principio nuestras necesidades eran muy distintas ya que mientras mi compañero lo vivía más hacia dentro de sí mismo, yo, por el contrario, quería hablar, hacer, crear, llorar, gritar. Poco a poco nos vamos encontrando”. En el caso de que haya un nuevo embarazo posterior, las familias suelen vivirlo con gran temor y con sentimientos encontrados. “Es frecuente no informar a muchas personas del nuevo embarazo, por miedo a que la mala suerte vuelva a golpearles. Quizás esperan a que pase la “fecha temida” o a no poder “ocultar” los signos evidentes de embarazo. Las familias hablan de “la pérdida de la inocencia” cuando hay un embarazo después de una pérdida anterior, sin la vivencia de disfrutar la gestación y todo lo que conlleva: las ecografías, el seguimiento prenatal, los movimientos del bebé... Puede haber sensación de ansiedad, a veces de tristeza cuando viene el recuerdo del bebé que falleció, y el momento del nacimiento puede intensificar la inquietud”, concluye Sara. ■ NOVIEMBRE 2016 • mama • 135