Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 91
camisa la hubiera escogido ella misma. Ahora lo único que podía hacer era llevarla
puesta con la mayor dignidad posible.
La casa de Alec estaba exactamente como la recordaba: sorprendentemente
acogedora, con un porche amplio en la entrada y una luz dorada que se filtraba por
entre los postigos de las ventanas.
Le había llamado cuando estaba a unos minutos de distancia, tal como le
había pedido él por correo electrónico al poco de hablar por teléfono, y la estaba
esperando en la acera. Lo único que distinguía de él era su silueta alta que
recortaba la luz proveniente del interior de la casa.
Tenía la espalda muy ancha. Lo imponente de su figura la impresionaba. No
podía explicárselo pero la hacía sentir más femenina. Y aún más cuando le tendió
la mano para ayudarla a salir del taxi.
—Buenas tardes, Dylan. Me alegro de que hayas venido.
—Ya… yo también.
Era verdad. No valía la pena seguir cuestionando eso.
Él siguió cogiéndole de la mano mientras subían los escalones que llevaban
a la entrada de su casa y solamente se la soltó para ayudarla a quitarse el abrigo.
—Estás preciosa —le dijo con una mirada intensa y escrutadora, y a ella se
le encendieron las mejillas.
—Gracias.
Nunca se olvidaba de decirle lo guapa que era cada vez que la veía. No
necesitaba oírlo cada vez pero era agradable de todos modos.
Él estaba más apuesto que nunca; llevaba el pelo algo despeinado y le
entraron ganas de peinárselo con las manos. Esta noche vestía más informal;
llevaba unos vaqueros desgastados y una camiseta negra que se ajustaba
perfectamente a sus hombros y a los músculos del pecho. Hoy más que nunca
parecía un chico malo, junto con esa perilla y los tatuajes. Salvo que no tenía nada
de chico.
—No soy el mejor cocinero del mundo pero preparo una pasta bastante
aceptable. ¿Tienes hambre?
—Un poco.
Entonces reparó en la calidez de la casa y en el aire que traía el rico aroma
de la comida al fuego.
—Acompáñame a la cocina. Está casi lista.