Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 88

cuando yo te llevo a ese sitio donde no eres capaz de tomar decisiones o de velar por tu bienestar. Y eres demasiado nueva en esto para evaluar cuándo salir y marcharte. ¿Tenía razón? En ese momento no sabía decirlo. Seguía muy cansada. —¿Has oído lo que te acabo de decir? —Sí, te he oído. Estoy… pensando. —Bueno, pues piénsalo bien. No pienso jugar con una mujer que no respete las reglas que yo pongo. Y una de esas reglas es que yo decido cuándo estás bien para quedarte sola. —¿Por qué estás tan enfadado? Estoy en casa, en la cama. Estaba durmiendo o, al menos, intentándolo, hasta que has llamado. Está claro que estoy bien. —¿Lo estás de verdad? —Sí. —La mentira le salió demasiado deprisa. —¿Es tu primera experiencia con juegos de dolor en un club fetichista y estás bien? ¿No estás confundida por lo que te ha pasado, no te resulta difícil aceptar tu respuesta, tus deseos, aunque sean la antítesis de lo que eres normalmente? —Yo no he dicho eso. —No. No hace falta. Mira, Dylan, hace mucho tiempo que hago esto. He desarrollado cierta intuición, entiendo las transiciones por las que pasa la gente al entrar en este mundo; eso es parte de lo que hace un buen dominante. Y yo soy muy bueno en lo mío, así que eso que me dices de que estás bien y que no estás afectada por lo de anoche es una gran gilipollez. —Yo no he dicho que no me afecte. —Estás racionalizando las cosas. Ella se mordió el labio y jugueteó con el ribete del edredón que tenía entre los dedos. —Pues quizá sí. Es mi respuesta habitual a… bueno, a prácticamente todo. —Pues tendrás que llegar más al fondo de todo esto si de verdad quieres experimentarlo. Dylan se enfadó. Sabía que acababa de activar su mecanismo de defensa y no le importaba. —Yo no he dicho que… Solo quiero investigar un poco para mi libro, Alec.