Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 7

Uno En cuanto vio la silueta corpulenta que entraba en el aparcamiento delante del Museo de Arte Asiático a lomos de una Ducati clásica —una moto de un impecable color negro y cromo—, Dylan Ivory supo que era él. Alec Walker, el hombre al que había ido a entrevistar. Un hombre famoso por su talento y sus conocimientos como dominante sexual en la escena del BDSM de Seattle. No era la chaqueta negra de piel lo que le delató ni tampoco su cuerpo imponente. Era esa actitud de intrepidez y de confianza en sí mismo que tenía al detener la moto, dándole un último acelerón antes de apagar el motor. Era la manera en que pasó la pierna por encima del brillante depósito y se quitaba el casco como un cowboy que estuviera desmontando de un semental. Era el aura de poder que ella alcanzaba a sentir incluso a tantos metros de distancia, como si acabara de recibir un delicado golpe. Alec Walker sin casco era aún mejor. Tenía el cabello oscuro, casi negro, que se le rizaba un poco y le rozaba el cuello de la chaqueta. Tenía un marcado perfil que podrían haberlo tallado en mármol. Dylan estaba junto al coche, con la puerta aún abierta y las llaves olvidadas en la mano. ¿Por qué le latía el corazón con tanta fuerza? Sin embargo, no podía apartar la vista de los elegantes movimientos que hacía con sus grandes manos mientras se quitaba los guantes de piel y abrochaba el casco al asiento de la moto. No dejó de mirarle mientras él levantaba la mirada y encontraba la suya. Eran unos ojos azules, brillantes y penetrantes, cómplices. Sabía que le había estado mirando. Por primera vez en su vida adulta, Dylan se sentía completamente aturullada. Ojalá se le calmara ya el pulso, ¡joder! «Es una reunión profesional.» Sí, pero al parecer eso no inhibía ni un ápice su respuesta a este hombre. Tendría que recobrar la compostura antes de hablar con él. Había acudido para aprender de él, para investigar. Jennifer, la sumisa con la que se había puesto en contacto por Internet y a la que había conocido una semana antes, le había dicho que con quien tenía que hablar era con Alec Walker; pero no le había advertido de lo increíblemente apuesto que era. Alec Walker debería llevar un cartelito de advertencia. Sonrió mostrando una hilera de dientes blancos que centelleaban; sus labios