Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 56

Alec se quedó callado, le dio un sorbo a su té, que cada vez estaba más frío, y se movió en la silla. Le resultaba duro hablar de su padre y solía evitar el tema. Pero estaba cómodo con Dylan, a pesar de la tensión sexual, del deseo irrefrenable que reconoció al instante. Se esforzó por centrarse. —Mi padre era físico y profesor de universidad. Era un hombre brillante. De verdad, no era porque lo tuviera puesto en un pedestal. Me enseñó muchas cosas. A él le debo gran parte de quien soy. —Has dicho «era». ¿Qué le pasó? —Murió cuando yo tenía veintidós años. —Lo siento, Alec. Su rostro y su tono eran de pura compasión. Incluso sus ojos grisáceos. No era lástima, era compasión. —Estaba cruzando la calle y le atropelló un coche. Fue todo muy fortuito. Pero como era físico siempre creyó en la aleatoriedad del universo. Durante mucho tiempo yo también lo creí. Y aún lo hago, solo hasta cierto punto, aunque he pasado mucho tiempo buscando una respuesta mejor. Supongo que en parte mis viajes se han debido a esto mismo. Hizo otra pausa y se pasó la mano por el pelo. Mierda, había dicho demasiado. —Eso debió de haber sido horrible para ti. Parece como si fuera el único familiar con el que te llevabas realmente bien. —Sí. Sintió como si se bloqueara, como si la bloqueara a ella también. No quería hacerlo pero no podía seguir hablando del tema. Llegó la comida. Justo a tiempo. Él cambió de tem a y hablaron sobre cuestiones menos personales durante la comida: las películas que les gustaban, los políticos locales, el arte y la música. Alec se sorprendió al descubrir lo mucho que tenían en común. Quizá no tendría que haberse sorprendido tanto. Una química tan fuerte como la suya tenía que darse por más cosas además de que olía mejor que cualquier otra mujer. Cuando hubieron terminado, la camarera les retiró los platos y él pidió más té. La había estado observando. Le fascinaba la forma en que movía su hermosa boca al hablar o cuando apresaba un trozo de comida entre los labios. Su piel de