Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 48
No se lo esperaba, pero se negaba a ser un pelele y quería que le quedara
bien clarito.
—Tal vez forme parte del ritual con las chicas con las que juegas en el club,
pero yo no soy ninguna esclava. Y mi incursión en esta rama de la perversión no
significa que esto haya cambiado. No me interesan estas cosas.
Él siguió sonriendo, algo que a ella se le antojó perturbador.
—Esto es lo que estamos haciendo ahora. Hacernos una mejor idea de lo que
te interesa. ¿Nos sentamos a una mesa?
—Yo… sí.
No sabía qué más decir y se sintió tonta por lo que acababa de soltarle. ¿Por
qué no podía tranquilizarse?
Alec hizo un gesto majestuoso con la barbilla y la camarera apareció de la
nada. Era una muchacha delgada y atractiva con una melena morena brillante.
Sonrió a Alec pestañeando rápidamente. A Dylan no le sorprendía y tampoco
podía culparla. Alec debía de ser el hombre más atractivo del restaurante, con esa
sonrisa encantadora y libertina.
Dios mío, ¿acababa de pensar en la palabra «libertina»?
Sacudió la cabeza mientras seguía a la camarera hasta su mesa; Alec iba
unos pasos atrás. Juraría que sentía el calor de su cuerpo imponente.
Él se inclinó hacia ella y le susurró:
—De hecho no esperaba que llevaras el vestido negro. Tú no.
Ella se dio la vuelta para fulminarle con la mirada, incrédula, pero él se
limitó a sonreírle mientras la ayudaba a quitarse el abrigo y se lo colocaba en el
respaldo de la silla, justo antes de apartarla. Luego, se sentó enfrente.
—Tomaremos té verde con jazmín —le dijo a la camarera sin dejar de mirar
fijamente a Dylan. Sus ojos despedían una intensa luz azul en la penumbra del
local.
—Me sorprendes —dijo ella.
—¿Ah, sí? ¿De qué forma?
—Todas estas buenas maneras: me apartas la silla y te acuerdas del té que
me gusta.
—Que sea dominante no quiere decir que sea un capullo, al contrario de lo
que piensa la gente. Y yo nunca me ajusto a la creencia popular.