Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 215

Con un latido doloroso de su corazón, quería —deseaba con todas sus fuerzas— que fuera él. Pero el nombre que vio en la pantalla era el de Mischa. De pronto, no conseguía recordar por qué había dejado de llamar a Mischa. Se daba cuenta de que tenía que hablar con su mejor amiga. Tenía que hacerlo. Apretó la tecla con el pulgar para coger la llamada. —Mischa, gracias a Dios que eres tú. No sabía que necesitaba… Que te necesitaba, hasta que ahora me has llamado. Quiero decir, que te dejé un mensaje ridículo la otra noche… —¿Mensaje? No he recibido ningún mensaje tuyo, Dylan. Hace días que no sé nada de ti. ¿Estás bien? ¿Qué ocurre? Pareces estar mal. Dylan reprimió un sollozo. —Estoy fatal. —Cuéntame qué ha pasado. —Le he dejado. Tampoco es que hubiera nada que dejar. Nunca hablamos de ello. Nunca lo llamamos de ninguna manera. Pero yo… Salí del coche la otra noche y, simplemente…, me fui. —¿Ya no sales con Alec? ¿Eso es lo que quieres decir? Sintió un agudo dolor al oír su nombre. —Sí, no. Ya no salgo con él. Nunca más. Su amiga calló un momento al otro lado de la línea. —Estoy segura. Es lo mejor… —Las lágrimas le caían por las mejillas, ahogándola tan fuerte que apenas podía hablar—. Lo es. —Lo siento, Dylan. Se sonó, se secó los ojos, pero las lágrimas aparecían tan pronto como las secaba. —Siento estar hecha una mierda. No me puedo creer que haga esto. Llorar como una niña pequeña. —Es normal tras una separación. Tampoco quiero decir que antes no fuera normal. —Oh, no lo era. Ahora lo sé. Pero esto es tan diferente para mí. No soy yo. —Ahora quizá lo seas. Y no es malo. Está bien sentir, cariño. No puedes guardártelo todo dentro toda tu vida.