Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 207

Cuando salieron a la calle empezó a llover. Las gotas repicaban suavemente en las ventanas. —¿Estarás bien? —le preguntó él. Dylan asintió. —Sí, claro. No podía mirarle. No podía soportar aquella riada de emociones cada vez que él clavaba su mirada en ella. No quería respirar para no captar su olor. Pero tenía que respirar, claro. El coche estaba impregnado de olor a bosque y océano. Limpio, masculino y terrenal y Alec. «Ay, Dios.» Realmente, no quería explotar hasta que no estuviera sola en casa. No lo podía hacer delante de él. Porque, si lo hacía, tendría que confesarle el motivo. «Imposible.» Se mordió el labio, apretó los dedos hasta que las uñas se le clavaron con fuerza en las palmas, haciéndose suficiente daño para distraerla. Mantenía la mirada fija hacia delante, dejando que su visión se difuminara, hasta que la lluvia y las luces de las calles se fusionaron en una mancha de acuarela. Alec se inclinó e intentó cogerle la mano, pero ella lo evitó, fingiendo que necesitaba sacar un pañuelo del bolso y carraspeó. Sorprendentemente, él no intentó hablar con ella, no le hizo más preguntas. Finalmente, llegó a la distancia de unos cuantos edificios de su piso y aparcó. Ella empezó a abrir la puerta pero él la cogió del brazo. —Muy bien, Dylan. Y ahora me vas a contar qué ocurre.—Su voz sonó firme, exigente. Era evidente que sabía que algo iba mal, que, en realidad, ella no se encontraba mal. —Alec… —No, Dylan. Cuéntamelo. —No puedo. —¿Puedes, al menos, mirarme? Ella hizo que no con la cabeza, mirando justo delante. —No. —¿Vas a montarme otra escenita como cuando no me quisiste hablar de tu madre?