Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 195

El día pasó rápidamente y consiguió escribir una docena de páginas, además de corregir unas cuantas más. Aunque se había mantenido ocupada, había tenido a Alec en la cabeza todo el día. No podía dejar de pensar en él. De pie ante el largo espejo de la puerta del armario ropero con las bragas y el precioso sujetador de encaje morado, se preguntó qué vestido debería llevar. Tenía que reunirse con Alec y Dante en menos de una hora y debía decidirlo pronto. ¿Por qué era tan difícil decidirse? ¿El suave vestido cruzado o el jersey gris de cachemir y la falda negra? Ambos le sentaban bien porque realzaban su figura. Sostuvo el vestido al lado del cuerpo. El escote era bajo, la falda, acampanada. Lo colgó en la puerta y sostuvo la falda. Ambos eran sexis pero sofisticados. Parecía como si siempre encontrara los vestidos más sexis para ponerse cuando iba con él. Se imaginaba que aquello tenía sentido porque dormían juntos. Pero nunca antes había tenido tanta importancia. Volvió a colgar la falda. Quizá llevaría el vestido morado… Le gustaba el modo como las capas del tejido se cruzaban encima de sus pechos, dejando una amplia V. Le gustaba la suavidad del tejido en su piel hipersensible, el modo como le acariciaba las piernas. Había sido superconsciente de todo durante semanas, con los nervios extremadamente sensibles. Sensaciones, sabores, olores, sonidos, todo le llegaba amplificado, como si Alec la hubiera despertado en todos los sentidos. «Alec.» Se pasó el vestido por encima de los hombros y se lo ató firmemente a la cintura. No se puso medias, aunque fuera hacía fresco y, en su lugar, optó por unas botas de ante negras que le llegaban a las rodillas, con un tacón alto y algo de plataforma. Añadió un collar sencillo de anillos plateados encadenados y un par de delicados pendientes de aro. Comprobó su imagen en el espejo, satisfecha con lo que vio, sabiendo que a Alec le gustaría. Una ola de calor recorrió todo su cuerpo. Sonrió cuando el móvil sonó y vio su nombre en la pantalla. —Alec. —Dylan, soy Dante. Estoy usando el teléfono de Alec. —Oh. Dante. Hola. —Escucha. No quiero que te preocupes. Solo llamo para decirte que llegaremos un poco tarde a la cena.