Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | 页面 190

vaqueros y la camiseta negra y una chaqueta oscura de cuero al hombro. Sonrió al verla. —No estás vestida —exclamó y los ojos se le iluminaron al constatarlo. —No me has dado tiempo. Te fuiste hace una hora. Dejó caer la chaqueta al suelo y cerró la puerta tras de sí. —Me gusta tenerte siempre a punto, ya sea de espaldas, de rodillas… Unas cuantas zancadas y él estaba encima de ella, empujándola hacia dentro del piso; la chaqueta olvidada ya en el suelo. Él la empezó a manosear al cabo de segundos, quitándole la camiseta y dejándola caer al suelo, pellizcándole los pezones, poniéndoselos duros, con el placer brillando en su piel. Entonces, se inclinó para besarla con la boca dura e hiriente, la lengua húmeda y dulce. Sabía a menta. Sabía a Alec. Dylan gimió cuando él la obligó a recular hacia la zona del comedor, antes de levantarla y dejarla sobre la gran mesa de vidrio. Tenía frío en el culo, en el dorso de los muslos. Alec apartó la boca de ella. —Son bonitas, pero deshagámonos de ellas. Él le quitó las medias, primero una pierna, luego, la otra, deteniéndose para darle besos calientes en las rodillas, en la parte superior de los muslos, haciendo que se estremeciera. Entonces, introdujo los dedos en el interior de su sexo empapado. —Oh, Dios, Alec. Solo… dame un momento para pensar. —No hay nada que pensar. Dios, qué bien sabes, nena. Él no apartó la vista de ella mientras se llevaba los dedos mojados hasta los labios y los lamía. Ella se estremeció cuando el deseo le agitó el cuerpo. —Alec… —¿Qué quieres, mi chica? —Ya sabes qué quiero. —Dímelo. —Quiero tu boca encima de mí. Alec sonrió y la empujó más arriba de la mesa, tumbándola. El vidrio frío contra su espalda era un contraste sensual con el calor de su sexo. Dylan tenía el cuerpo cada vez más caliente. Alec apartó más los muslos de Dylan con las manos