Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 143

Se inclinó, con ese pecho musculoso contra su espalda arqueada y un brazo alrededor de su cintura, sosteniéndola con firmeza. Alec tenía la cara junto al oído de ella. —Ahora, te voy a follar, Dylan. Te voy a follar fuerte. Lo necesito. —Sí… Estaba fuera de quicio. No sentía nada más que aquella necesidad increíble y dolorosa. De él. «Alec.» Empezó a empujar, con la polla estocándola una y otra vez, tan fuerte y rápido que apenas podía respirar. Tal y como le había prometido. —Dios, Alec —jadeó ella—. Más fuerte…, por favor. Él empujó dentro de ella y apretó fuertemente los huesos de sus caderas contra Dylan, clavándoselos. Y el deseo era como un martillo corriendo por sus venas: igual de fuerte y sonoro. Cuando ella se corrió, el orgasmo resonó en sus oídos, como el rugido del océano. Y ella se estaba ahogando en eso: puro placer. Dolor. Dolor convertido en placer. Él se puso tenso detrás de ella, con la polla vibrando y, a pesar del preservativo, Dylan notó el líquido cálido cuando él se corrió. —¡Dylan! Unas cuantas estocadas más y salió de dentro de ella. Hubo un breve momento en que ella notó la pérdida de su cuerpo, de su calor. Entonces, él la agarró y la volvió a dejar sobre la encimera. Se movió entre sus muslos y ella se enroscó a su cuerpo, sin necesitar nada que no fuera su cercanía. Él la sostenía, con los brazos fuertes a su alrededor y la cabeza apoyada en su hombro. Su cerebro era un torbellino medio aturdido. ¿Cómo podía sentirse tan conectada a ese hombre? Un hombre al que apenas conocía. Excepto que su cuerpo le conocía, de un modo que jamás había conocido a otro hombre. Tenía algo que ver con el juego de dolor, el juego de poder. La confianza ciega que tenía en él para que cuidara de ella. «Peligroso.» Sí, era peligroso confiar en alguien para que cuidara de ella. Siempre había sido ella la que cuidaba de los demás. No tenía por qué cambiar ahora.