Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 137

—¿Qué quieres decir? Él se quedó mudo un segundo, sorbiendo el té. —Has tardado mucho en responder a la pregunta. Creo que significa que tenías que pensar si eras o no una escritora. —Quizás a veces no estoy segura de serlo. A eso he dedicado mi vida. —¿No tienes otras aficiones? ¿Gente en tu vida? —Claro. Sonó como una mentira. La respuesta había sido sencillamente automática. Pero ¿cómo explicarle que restaurar su piso había sido el único proyecto no relacionado con la escritura que había emprendido en años? Incluso sus viajes siempre habían guardado relación con la escritura, ya fuera ir a conferencias de escritores o a una ciudad para documentarse para un libro. Y sus únicos amigos de verdad eran Mischa, Jade y C. J., a quienes había conocido gracias a la escritura. Y Mischa tenía razón, tendría que esforzarse más para cuidar su amistad con ellos. Dios, realmente no tenía ni idea de cómo debía de ser tener una vida personal. Una vida de verdad. —¿He puesto el dedo en la llaga? —¿Cómo? No, estoy bien. —Estaba volviendo a pensar demasiado. No quería hacerlo con Alec. ¿Por qué estaba tan dispersa esa noche? La cabeza le iba a mil por hora. Necesitaba serenarse. Sorbió el té. Estaba demasiado caliente y le quemó la lengua. —¡Oh! —¿Estás bien? —Me he quemado la lengua. —Pobrecita. Ven aquí. Antes de darse cuenta, la atrajo hacia sus brazos y la besaba, metiéndole la lengua entre los labios. Se derritió enseguida, se enterneció y se excitó rápidamente, con el cerebro, gracias a Dios, tratando de calmarse. Él se apartó. —¿Así está mejor? —Mucho mejor. Lo que no explicaba por qué el corazón le latía como un martillo eléctrico en el pecho.