Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 125

Por la voz parecía más tranquilo de lo que se sentía en realidad. De hecho, se sentía como un acosador. —Está bien, te abro. Se apoyó en la verja, se abrió y dejó que se cerrara de un golpe. Entró en el ascensor que le llevó hasta la cuarta planta. La subida se le antojó una eternidad hasta que se abrió la puerta y salió al amplio pasillo que había en el exterior de su apartamento. Se abrió la puerta y allí estaba ella, con sus rizos alborotados y el rostro algo pálido. Sin embargo, sus labios seguían tan rojos y exuberantes como siempre. Llevaba un camisón blanco corto con calados bordados. Era absurdo lo inocente que le quedaba puesto; la sombra de sus pezones se transparentaba un poco a través de la fina tela. Era pornográfico. El camisón y sus pies descalzos que, curiosamente, le parecían demasiado desnudos, con las uñas pintadas de un rosa muy claro. —Estabas durmiendo —dijo algo arrepentido pero solo en parte. Necesitaba verla. —Eh… sí. Pero no pasa nada. ¿Quieres pasar? Ella dio un paso atrás y él dio uno al frente. Echó un vistazo al loft, iluminado suavemente por una lámpara que había en algún sitio del interior y proyectaba sombras en el gran suelo de madera. La luz atravesaba también su camisón e iluminaba su esbelta figura. Distinguía incluso una sombra allá donde se unían sus muslos. Y aunque no lo pretendía, sin darse cuenta se abalanzó sobre ella: se aferró a ella y la asaltó con su boca. Tenía los labios muy dulces y mullidos. Con el pecho le apretaba los senos; el perfume embriagador de su cabello era prácticamente insoportable. Ella abrió los labios para recibir los suyos e introdujo la lengua en su boca. Se apresuró a cogerle el trasero con las manos y ella suspiró cuando él se lo pellizcó a través de la tela. Él estaba empalmado y la tenía dura como una piedra, pero era más que est