Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 109

«Mierda.» Él estuvo a punto de gemir. Tenía unos pechos impecables, como el resto de su cuerpo; con unos pezones rojizos que contrastaban con la palidez de su piel. Notó un latido de placer en el pene solo de mirarla. —Alec… —dijo en voz baja y entrecortada. —¿Sí? —¿Me follarás ahora? Porque necesito que lo hagas. Él sonrió, se llevó la mano a la verga y la acarició, recorriendo desde la base hasta la punta. —Sí, te follaré con gusto y con fuerza. Puede que incluso te azote mientras lo haga. Y tú te correrás otra vez para mí. Ella esbozó una sonrisa algo vaga y le miró con unos ojos plateados brillantes. No, no era vaga. Se encontraba en el subespacio, flotando. Sin embargo, sabía exactamente lo que quería. —Por favor —se limitó a decir. «No puedo esperar ni un minuto más.» Él le pasó un brazo por la esbelta cintura y la bajó, colocándola en medio de la cama. Le separó los muslos con las rodillas y ella apoyó las piernas sobre las suyas. Dylan tenía una piel tan fina que apenas podía resistirse. Y con los muslos separados, podía verle el sexo, esa hermosa piel rosada: húmeda, resplandeciente, hinchada. Volvió a notarse un tirón en el pene. «La necesito ahora mismo.» Con la otra mano le apresó las muñecas y le subió los brazos por encima de la cabeza; ella se dejó hacer. Ahora ya no forcejeaba y saber que se había entregado a él era algo que iba más allá de la excitación habitual del intercambio de poder. Con esta mujer notaba que había algo más pero ahora no podía pensar en eso. No, necesitaba hundirse en ella y lo hizo de una embestida. Ella dio un grito ahogado; él gimió. El placer era una sensación caliente que le hacía latir el pene. En su interior encontró un cálido refugio de un goce indescriptible. —Joder, Dylan. Estás tan tersa, tan húmeda. Tengo que follarte… —Sí.