Literatura BDSM El Límite del Placer ( Eve Berlín ) | Page 103

—Sí, ya lo entiendo, pero no sé cómo hacerlo. —Tal vez necesites distraerte un poco. Él sonrió, dejando entrever unos dientes blancos, fuertes y brillantes. Él no tenía ni idea de cómo la hacía sentir cuando le sonreía. O quizá sí. Volvía a tocarla y ya no pudo pensar con claridad. Sus manos recorrían sus brazos y sus caderas. Las pasó por detrás y le sujetó el trasero, suavemente primero, y luego la atrajo hacia sí. Ella notó su sólida erección en el vientre a través de la gruesa tela de sus vaqueros. «Qué bien.» Notaba la calidez de su aliento en el pelo, justo al lado de su oreja, mientras le susurraba: —Hazlo, Dylan. Olvídalo todo. Entrégate a mí. Cuidaré de ti, te lo prometo. Sabía que lo haría. Y había algo en el tono suave pero ronco de su voz, en sus manos sobre ella, que la hacían perderse, que le fundían las extremidades con el calor del deseo. Ella se quedó completamente inmóvil mientras sus manos subían por la espalda y le desabrochaban el sujetador. Ella notó el suave algodón de su camiseta cuando cayó el sujetador al suelo y él la atrajo hacia su pecho. Se le endurecieron los pezones de inmediato. Gimió suavemente. —Ah, muy bien. Buena chica. Ella se estremeció al oír las palabras que siempre le llegaban tanto. Eran una especie de afrodisíaco. Y cuando él le bajó las braguitas de encaje por las caderas, el temblor se transformó en una sacudida brusca. —Venga, quítatelas. Así, muy bien. Ella hizo lo que le pidió y con un pie apartó las braguitas. Él la tenía sujeta tan cerca y con las manos en su espalda que notaba hasta el último centímetro de su cuerpo, que estaba cubierto de unos músculos tersos y firmes. Le resultaba muy raro estar completamente desnuda y que él siguiera vestido. La hacía sentir vulnerable. La paralizaba incluso por dentro aunque la cabeza le daba vueltas. Subió la mano para acariciarle la nuca y ese pequeño movimiento la llevó al extremo. Se esfumaron todos los pensamientos de su mente, salvo por una palabra que quería decirle una y otra vez.