Literatura BDSM El Límite del Deseo (Eve Berlín) | Page 85

larga melena—. Solo he vivido, supongo, como todos los demás. La universidad y el trabajo. Amigos. Relaciones que no funcionaron. —¿Y cómo crees que te ha afectado eso? Se quedó pensativa un instante. —Mi última relación fue un desastre. Creo que realmente… me afectó muchísimo. Tampoco era que estuviera perdidamente enamorada de él; ahora que ha pasado tiempo me doy cuenta de que no lo estaba. Creo que quizá… había demasiado ego atrapado en esa relación. Era un tipo muy atractivo, un hombre de éxito. Sobre el papel, genial. Mis padres estaban encantados con él. O, al menos, con la idea que tenían de él, porque nunca tuvieron tiempo para conocerle. Joder, no sé por qué te cuento todo esto. —Porque te lo he preguntado —respondió tranquilamente—. Suelo ponerme filosófico a esta hora de la mañana, cuando todavía está oscuro afuera. Dante sabía que eso era una memez, una excusa la mar de patética. Ella rodó hacia un lado para mirarle. —¿Pero… era eso lo que me preguntabas? —Quiero saber todo lo que quieras contarme. Era cierto. Lo quería. —De acuerdo. —Ella se volvió a apartar el pelo, y se colocó el mechón detrás de la oreja, enseñando el hombro. Dante le acarició la piel. Era superior a él. —En concreto, no sé por qué te cuento exactamente esto —dijo ella—. Quizá porque todavía no estoy lo bastante despierta. O porque fuera está oscuro, tal y como has dicho, y me siento… segura. —¿Quieres contarme más cosas? No tienes por qué. Ella asintió. —Cuando Jake rompió conmigo, me quedé destrozada. Pero más que nada porque fue un duro golpe para mi ego y mi autoestima. Estaba como en una especie de conmoción porque jamás había sido una de esas chicas, de esas cuya imagen va ligada a un hombre. Al menos, nunca creí ser así. No obstante, él me juzgaba con dureza constantemente. Y quiero decir que, cuando descubrió que quería que me azotara, que quería hacer algo que estuviera fuera del sexo normal con el que él estaba familiarizado, y supongo que cómodo, se acabó. Así de sencillo. Me costó un tiempo darme cuenta de que mi reacción a la ruptura no fue tanto por él como por… Me recordaba a mis padres. Jamás daba la talla. Y el hecho de que me dejara por una cosa así me hizo sentir sucia, cuando eso jamás me había parecido sucio. Nada sexual me había parecido mal antes, siempre que fuera entre dos adultos que lo consintieran, ¿no? —Pienso lo mismo. Es exactamente eso. A Dante le encantaba que entendiera eso, que estuvieran en la misma onda cuando se trataba de sexo pero, pensándolo bien, también había sospechado eso de ella, lo había presen ѥ