Literatura BDSM El Límite del Deseo (Eve Berlín) | Page 35

matutino. Ella se rio, se colocó de costado y le acercó las caderas. —Me tomaré eso como un sí —añadió él—. Pero, dime, ¿estás algo dolorida? —Creo que durante un par de días no podré sentarme bien, pero no me importa. Me gusta. Me siento… —Hizo una pausa para intentar averiguarlo—. Siento como si ese dolor fuera… una señal de coraje. ¿Te parece descabellado? —No, para nada. Puede que te haya dejado marca o algún moratón. —Vaya… No había pensado en eso. Giró la cabeza para verse la espalda; necesitaba comprobarlo. —¿Te preocupa? ¿Tendría que haber ido con más cuidado? —No. No pasa nada. ¿Cómo decirle que esperaba que la hubiera marcado? Que le encantaba la idea e incluso le gustaba la palabra. Él se acercó, la tumbó bocabajo y le pasó la mano por las nalgas. —Hay unas rojeces. —V olvió a acariciarla y añadió en voz baja—: Noto cómo tiemblas al tocarte, Kara. Cuando toco las marcas que te he dejado en la piel. —Me gusta y no sé explicarte el porqué. —Creo que yo sí. V olvió a darle la vuelta para poder mirarla a los ojos. Tenía una boca suave y exuberante. Sus labios prometían deseo y algo más. Algo que no lograba identificar pero que notó en sus entrañas. —Kara, debería decírtelo. Quizá debí haberte contado anoche que me va algo más que los azotes. —¿A qué te refieres? —Soy dominante, dominante sexual. Es algo que llevo años practicando. No quería asustarte y que salieras corriendo pero tendría que haber sido sincero desde que descubrí que deseabas que te azotaran. Para mí es mucho más serio que un jueguecito de dormitorio para animar la relación. V a clubes; al Pleasure Dome, aquí en Seattle, oy para ser más exactos. Tengo amigos allí, es como una comunidad. Allí es donde conocí a mi mejor amigo, Alec, hará ya unos años. ¿De verdad estaban tumbados en la cama manteniendo esta conversación? A pesar de todo, estaba fascinada. —No me asusta, si