Literatura BDSM El Límite del Deseo (Eve Berlín) | Page 132

En lugar de tocarle el muslo, le pasó el brazo por los hombros y la atrajo hacia sí. —¿Estás bien? —le preguntó. —Sí, muy bien. ¿Por qué? —Solo quiero asegurarme. Se supone que es lo que tengo que hacer después de llevarte al subespacio. Ella se encogió de hombros. —Está claro que he llegado ahí, pero incluso antes de ir a verte a tu despacho. —Eso me encanta de ti. Él sonreía; todo hoyuelos. —Pero… esta noche ha habido más que eso. A Dante se le borró la sonrisa y notó cómo tensaba los hombros bajo la tela de algodón de su camisa azul claro. Sin embargo, asintió como si estuviera de acuerdo. —Sí, lo ha habido. Algo ha cambiado entre los dos. —Dante… me gusta lo que pasa entre los dos. Está cambiando y tal vez eso sea bueno… pero si pienso demasiado en eso… no sé, me confunde. Mierda, no debería habértelo mencionado. Vuelvo a comportarme como una niñata. —No, no pasa nada. Yo también he estado pensando en eso. Ella se mordió el labio, pensativa. —Ya sabes que no busco una relación. No después de la última. —Ya… —Y sabes que tú tampoco. Solo quiero que sepas que lo entiendo. —De acuerdo. —Pero había un deje de misterio en su voz, como si no estuviera seguro de dónde quería ir a parar con eso. Quizás ella tampoco lo supiera. —Creo que lo que quiero decir es… ¿A ti te está bien esto? ¿Dejarte llevar y listos? Porque creo que está bien. Está muy bien tal y como está. —Lo está. Sí, me parecen bien las cosas tal y como están. Me alegra saber que estamos en sintonía. En varios aspectos. —Perfecto. Ella le sonrió, pero por dentro tenía el pulso acelerado porque la conversación se le antojaba pura mentira. Le estaba diciendo a Dante lo que él quería escuchar y no la verdad. Sin embargo, ¿a qué le tenía más miedo? ¿A que él no pudiera soportar la verdad o a no poder soportarla ella misma? Mientras Dante pedía las bebidas se dio cuenta de que tenía que cambiar de tema a algo menos serio. Había demasiada tela por cortar y no era el momento. —Oye, ¿qué película ibais a ver Alec y tú? —Una de acción. Una peli de hombres, vaya. —Sonrió y se le marcaron los hoyuelos otra vez—. Su novia, Dylan, lo llama «cita de tíos». Ella se echó a reír.