Literatura BDSM El Límite del Deseo (Eve Berlín) | Page 121
él; dos cuerpos fundidos en uno. Era genial poder dormir un rato y despertarse tan
cerca de él.
El sol empezaba a salir, tiñendo las nubes del otro lado de la ventana de naranja,
rosa y dorado, como si el cielo fuera una acuarela. Suspiró, feliz, volvió a mirarle,
acomodó el rostro en su cuello e inspiró.
Él se despertó y la apretó con los brazos. Fue entonces cuando se dio cuenta de que,
incluso durmiendo, no la había soltado.
V
olvió a notar algo en el pecho; su corazón latía con algo que iba más allá del
placer.
—Cielo —murmuró Dante—. Mi niña…
Y eso bastó para volver a despertar el deseo en ella. Su pene se endureció de
repente y ella separó las piernas para él.
Dante se mo ٧́