Literatura BDSM El Límite del Deseo (Eve Berlín) | Page 115
Y era ella quien le tranquilizaba, allí sentada a su lado en el banco mientras el agua
caía a su alrededor; caía sobre la camisa de algodón pegada a su cuerpo, a su piel
desnuda en forma de minúsculos riachuelos.
Kara acariciaba con ambas manos sus hombros y las mejillas. Sus caricias eran…
delicadas y tiernas.
Tardó un momento en reconocerlas. Se le antojaba muy extraño que una mujer le
tocara de ese modo. No solía permitirlo. Era algo demasiado íntimo; estaba fuera de
los límites de los papeles de dominante y sumisa. Los límites del juego de poder. El
juego de poder en el que él era el dominante. Y no es que ella estuviera comportándose
como dominante ahora, pero lo cierto era que Dante había bajado la guardia de algún
modo. Por Kara. Ella le había llevado a ese estado. E iba mucho más allá del placer
que sentía con su tacto y mirándola. Era… simplemente por ella.
Nunca le había pasado antes. Que una mujer le redujera a… esto. Un hombre que no
podía ejercer control alguno sobre sus deseos. Sobre su propio placer.
Emoción.
Le entró un poco de pánico, pero hasta eso era una vaga sombra al límite de la
consciencia, tras el placer puro que aún sentía en su organismo.
No podía creérselo. Estaba demasiado agotado para pensar en eso. Y se sentía tan
increíblemente bien tras ese primer momento de sorpresa que en realidad no le
importaba.
Nada era tan bueno como Kara. Nada. Solamente podía pensar en ella. Lo único que
quería. Era demasiado buena para él para caer en la cuenta de que nunca había tenido
esos pensamientos antes.
«Kara.»
Por primera vez no quería nada —ni a nadie— más.