Literatura BDSM El Límite de La Tentación ( Eve Berlin ) | Page 76

que el pene se le reblandeció y tuvo que sacarlo para deshacerse del preservativo. Entonces, Connor se dio cuenta de que ambos estaban empapados de la ducha, con el agua goteando encima de la encimera, sobre el suelo. Mischa no decía nada y sus ojos azules estaban adormilados. Connor sabía que Mischa estaba en las profundidades del subespacio. Connor agarró una toalla y empezó a secarla, aguantándola fuerte sobre la encimera de baldosas blancas con una mano. Mischa estaba perfectamente quieta, dejándole hacer. Cuando hubo llegado a todos los rincones, la levantó, la puso en pie sobre la alfombra del lavabo y le secó el culo. Mischa soltó un suspiro. —¿Dolorida? —le preguntó él. —Sí. Pero me ha encantado —respondió ella mientras se inclinaba hacia él—. Me encanta el dolor. Es mi insignia. ¿Sabes qué quiero decir? —Sí, lo sé. Cuando le pasó la toalla entre los muslos, ella volvió a suspirar y se estremeció. Si hubiera sido físicamente capaz, le habría puesto todo duro otra vez. Dios, no se podía cansar de ella. Ni por un maldito instante. Pero no podía follar y jugar todo el rato, ¿no? Tampoco era que le molestara intentarlo. Pero también quería…. hablar con ella. No quería cuestionar aquello. Tampoco era la primera vez que había invitado a cenar a una mujer, pero, generalmente, eso era el paso previo al sexo. Al juego en la mazmorra. Aquello era diferente. —Mischa, ven a cenar conmigo esta noche. —Oh, no puedo. —Se apartó el pelo mojado de la cara—. Tengo una reunión esta tarde con mi amigo Greyson y no sé a qué