Literatura BDSM El Límite de La Tentación ( Eve Berlin ) | Page 39

Cuatro Ven a sentarte conmigo —dijo él. — Ella obedeció, pero no se sentó muy cerca. Si tenían cosas serias que debatir, debía guardar una cierta distancia para mantener la mente clara. O parcialmente clara, al menos, porque este hombre seguía en el salón y sospechaba que, si se acercaba mucho más, olería demasiado bien para resistirse. —¿Quieres beber algo? —le preguntó ella—. ¿Una copita de vino? —Nada de alcohol cuando jugamos y nada de alcohol cuando negociamos. La mente clara siempre. —De acuerdo, ¿y cómo va esto de las negociaciones? —Tengo una lista de preguntas. Tú respondes. Son sencillas, pero tienes que pensarlas bien, ser sincera contigo misma sobre lo que quieres y cuáles son tus límites y tus miedos. Y es vital que seas sincera conmigo, por supuesto. Esto determinará lo que hagamos y, puede que lo más importante aún, lo que no hagamos. Me responderás «sí», «no» o «quizá» a cada pregunta. «Quizá» significa que es algo a lo que yo puedo empujarte un poco llegado el momento o que puedo proponerte más tarde si determino que estás en las condiciones adecuadas para hacerlo. —¿Que lo determinarás? —Se cruzó de brazos. Eso no le sentó muy bien. Connor se inclinó hacia ella y apoyó los codos sobre las rodillas. —Mischa, ser dominante es un gran placer, pero conlleva una gran responsabilidad. Sé que acabamos de conocernos pero, por lo poco que me conoces, ¿confías en mí? ¿Confías en que soy un amigo de Alec? Jugamos en los mismos círculos y nos regimos por el mismo código ético. ¿Conoces el credo de «Seguro, sensato y consensuado»? —Sí, lo he oído en los clubes en los que he estado. Y he leído sobre ello. —Entonces tendrás idea de lo que significa el código para mí. Me lo tomo muy en serio, ¿de acuerdo? Ella asintió. El corazón empezaba a latirle muy deprisa. Esto era muy serio. Los pocos hombres con los que había «jugado» en clubes habían sido justo eso, un juego, pero Connor era real. La excitaba mucho más de lo que esperaba. Con él, cada vez que creía saber lo que pasaría, la