Literatura BDSM El Límite de La Tentación ( Eve Berlin ) | Page 186

Mischa oyó como Connor aspiraba hondo, sabía que intentaba serenarse. Se sentía encantada de que él tuviera que hacerlo. Y pegó un salto cuando él le pellizcó la cara interior del muslo. —¡Oh! —Bien, ¿eh? —Oh, sí… Él sabía cómo hacerlo, cómo llevarla al límite del placer, antes de redoblarlo infligiéndole la cantidad precisa de dolor. La volvió a pellizcar y ella se retorció, gimiendo, con el dolor y el placer mezclándose de forma exquisita en su organismo. —Venga, ahora, Mischa —dijo él mientras le ponía una mano en la cadera para calmarla—. Estate quieta para mí. Solo respira. —Ella tomó aire, obligó a su cuerpo a permanecer quieto mientras él le pellizcaba la cara interior del muslo, mientras deslizaba la otra mano dentro de su sexo, con los dedos apretando en el interior. El corazón le iba a mil por hora y el sexo se le encogía de la tensión. —Todavía no. No te corras todavía. Tanta autoridad en su voz que, si no le hubiera dicho específicamente que no se corriera, ella lo podría haber hecho simplemente por el tono. Connor mantenía los dedos dentro de ella y empujaba suavemente, profundizando el placer. Al mismo tiempo, puso una mano debajo de ella y le pellizcó la piel tierna del culo, cada vez más fuerte, una y otra vez en el mismo punto. Se irritó tan deprisa que le hizo rodar la cabeza. Se tuvo que morder el labio para no gritar. De sublime dolor. De placer insoportable. —Puedes hacerlo, cariño. Toma aire. Hizo lo que le decía, reprimiendo el orgasmo. Por él. —Ah, eres buena, cielo, realmente buena. —Paró de pellizcarla y ella notó cómo le ponía la mano sobre el muslo—. Ahora quiero que te relajes. Sé que parece imposible, pero no es así. Hazlo, Mischa. Ella lo intentó, pero el deseo era espeso en sus venas, recorriéndole el cuerpo. —No sé cómo —susurró—. Necesito correrme. Es demasiado fuerte. —Ah, pero si se trata de que tú