Juan Abreu
Diosa
territorio fértil. Me derramo, soy una crecida. Todas las plantas, los
animales de la región entonan un canto de alabanza por mi llegada.
Las aves se elevan, ¿danzan? La tierra se impregna de mis líquidos y
se revuelve gozosa. Millones de insectos copulan en las sombras y
sobre la superficie de las piedras iluminadas.
Después de descender al más oscuro rincón de mí misma, tal y
como aseguró Maestro Yuko que sucedería, veo abrirse una puerta y
accedo a un recinto de pura luz. Todos se inclinan a mi paso. Mi
cuerpo es de una belleza irresistible, de un inmaculado candor, de
una inmarcesible inocencia; mi mirada es capaz de mover montañas.
Al fondo de la habitación hay otra puerta refulgente. Cuando me
acerco,
se abre. Rodrigo espera tras ella. La devoción de su rostro es la
de un niño. De la mano, echamos a andar por un camino que discurre
entre prados florecidos.
Ama, susurra mi amado.
Estoy segura de que mi carne se ha reblandecido, de que
cualquiera puede usarme a manera de crema comestible. Para untar
el pan con que acompaña su cena.
La música caldea el ambiente. Quizás alguien ha encendido un
fuego en la chimenea. Creo percibir el rico olor de los leños, el crujido
de las llamas, pero no estoy segura. ¿Cómo puedo estar segura,
sumergida en este líquido espeso, candente? Vuelo otra vez por el
tiempo curvo, los lindes entre mis percepciones se funden, se borran
y creo ver lo que huelo, y oler lo que veo y degustar lo que respiro.
No soy una persona, Laura Valero no existe, soy el deseo de mi
Maestro. Soy la alegría de su casa. La sinceridad de su casa. El amor
de su casa. La sabiduría de su casa.
Maestro desata las cuerdas. Maestro hace que me incorpore.
¡Qué serenidad la de su rostro, qué satisfacción!
Una oleada de orgullo me invade.
Sus ojos besan mi rostro. Sus labios besan mis ojos. Sus manos
recorren mi anatomía y un calor delicioso se desencadena a su paso.
Maestro me abraza. Me acepta, me bendice.
Convertida en miel entro en su pecho, aspiro su olor.
Huele a bosque, a grillo, a tejido nocturno, a agua fresca, a luz.
A niño.
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