Literatura BDSM Diosa ( Juan Abreu ) | Page 77

Juan Abreu Diosa Al instante sentí que era capaz de cualquier cosa. No había límites. No hay límites. Gracias, Maestro, por enseñarme a descubrirlo. Obedecí sin rechistar. El asco producido, hasta ese momento, por la sola idea de tener algo que ver sexualmente con Andrea, desapareció. O no... Tal vez sería más exacto decir que esa repulsión fue también lujuria. Me es imposible explicarlo. Pero algo dentro de mí fue lavado por una gran corriente liberadora. Una corriente que me transportó al país de la inocencia absoluta. Abierta, en el asiento antes ocupado por Amo, procedí a masturbarme. Amo ensalivaba mi clítoris. Cuando lo creyó oportuno, aplicó la prenda contra mi cara. Puso cuidado en que la franja más «fragante» coincidiera con mi nariz. Maestro, debo confesar que aspiré tal y como se esperaba de mí: anhelosa, enardecida. El olor, ya algo diluido, me llegó claramente. Debo admitir que lo disfruté. Estaba tan excitada por la perversidad de la situación y por la libertad ilimitada que experimentaba que creo que hubiera sido capaz de hacer cualquier cosa. Cualquier cosa. Ante usted, soy capaz de reconocerlo. No tardé en correrme. Mi amado Maestro, de esta manera queda satisfecha su demanda. Ahora respondo a sus preguntas. Estoy lista. No sólo estoy lista, sino que deseo conocerle con todo mi corazón. Progreso. Mucho; ya Amo no se burla