Literatura BDSM Diosa ( Juan Abreu ) | Page 76

Juan Abreu Diosa De: [email protected] Para: [email protected] Enviado: Sábado, enero 18, 2003, 9:38 Mi muy querido Maestro Yuko, Amo ha hecho uso de las bragas de Andrea. Pasaban los días y, francamente, pensé que no tomaría ninguna iniciativa al respecto. O que yo no formaba parte de sus planes, fueran los que fuesen. Pero el alma de mi Amo es perversa (lo digo embelesada) y anoche me llamó a su presencia en ese tono que indica que estamos en sesión. Imaginaba que sucedería porque el día transcurrió entre charlas acerca de sumisión, dominio, fantasías: son temas que nos excitan mucho. Pensé que me ataría, y ya iba metiéndome en el papel, mientras me encaminaba a la mazmorra. Pero esta vez Amo tenía planes muy diferentes. Lo encontré desnudo, repantigado en un asiento, masturbándose. Tenía apretada contra la cara las bragas de Andrea. Tuve que arrodillarme entre sus piernas y sustituir su mano por una de las mías. Él se concentró en oler mientras yo le hacía la paja. Lentamente. Disfruto haciéndolo. Otorga una enorme sensación de poder. Es como tener al varón agarrado por el alma y disponer de ella a tu antojo. Después de chupársela, es la manera más completa de poseer a un hombre. Cuando recibía la correspondiente orden, depositaba en el glande la mayor cantidad de saliva posible, y continuaba con mi tarea. Así estuvimos hasta que Amo alcanzó el orgasmo. En ese punto, creí que todo había acabado. Pero no. A continuación, Amo dio a conocer nuevas órdenes. Yo tendría que hacer exactamente lo mismo que él. Al escuchar sus palabras se me estrujó el estómago. Dudé, pero Amo acudió en mi ayuda. Para facilitar la inmersión me cubrió los ojos con una venda, ató mi brazo izquierdo a la espalda, y me asestó algunas bofetadas. ¿Cuatro? ¿Seis? Funciona. Página 76