Juan Abreu
Diosa
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Enviado: Domingo, enero 12, 2003, 17:21
Matsuo Bashō nació en 1644, en Ueno. Bashō es su nombre
literario, nació Kinkasu. Su padre era un samurai pobre al servicio de
una poderosa familia. A los nueve años fue enviado a servir como
paje de Yoshitada, heredero de la familia Todo. El joven Yoshitada era
dos años mayor que Bashō, y pronto los unió una estrecha amistad,
enriquecida por el amor común a la poesía. Los dos muchachos
estudiaron el arte de la poesía con Kitamura Kigin (1624- 1703),
discípulo de Teitoku y él mismo poeta distinguido. Se conservan
poemas de esa época firmados por Sengin y Sobo, nombres literarios
del joven señor y su paje. Sengin muere en 1666 y Bashō, apenado
por esta prematura muerte, pide separarse del servicio de la familia;
su petición es rechazada y el poeta huye a Kioto. Allí estudia poesía y
caligrafía, lee a clásicos chinos y japoneses y tiene amores con una
joven llamada Juteini, de la que poco se sabe. En 1672 Bashō se
instala en Edo. En 1675 conoce al poeta Soin y durante algún tiempo
es miembro de su escuela poética (Danrin). Publica varias antologías.
Poco a
poco crea su propia escuela y lo rodean discípulos y
admiradores. Pero la literatura es para él experiencia interior, intensa
búsqueda: viaje. Transcurren años de meditación y aprendizaje bajo
la dirección del monje Buccho (1643- 1715), maestro de Zen. Uno de
sus admiradores, Sampu, hombre acomodado, le regala una pequeña
casa cerca del río Sumida, en 1680. Ese mismo año uno de sus
discípulos le ofrece como regalo una planta de banano (Bashō). La
planta da nombre al hogar y luego al poeta mismo. Crece su fama.
Emprende viajes, solo o acompañado, a pie, como un monje. Siembra
poesía. En 1683 publica su primer diario de viaje; en 1687 escribe un
relato de su excursión al santuario de Kashima y poco después inicia
una larga excursión de once meses, origen de un tercer y cuarto
diario. En 1689 da comienzo a la peregrinación que relata Oku no
Hosomichi (Sendas de Oku), su libro más famoso. Bashó tenía
cuarenta y cinco años y el viaje duró dos y medio, aunque el texto
sólo habla de los seis primeros meses. En el siglo XX, la zona a la que
viajó el poeta se consideraba todavía un país remoto y abrupto. En
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