Literatura BDSM Diosa ( Juan Abreu ) | Page 69

Juan Abreu Diosa y no podía fijar mi mente ni ocuparme de nada. Remendé mis pantalones rotos, cambié las cintas de mi sombrero de paja y unté moka quemada en mis piernas para fortalecerlas. La idea de la luna en la isla de Matsushima llenaba todas mis horas». Así, como la idea de la luna en la isla de Matsushima, la idea de la obra que intentaba aflorar llenaba mis horas. Obra que serás tú, Laura. Leyendo las palabras del poeta andariego pensé en tu viaje. Yo, sentado en la madrugada, el tarro de tinta semejante al ojo de un calamar, frente a la hoja de papel, el pincel reposando a la espera, formaba parte de tu viaje. La madrugada era como un océano. La oscuridad del exterior ostentaba una calidad juguetona. Estaba repleta de rastros de estrellas, de transparencias misteriosas, de pequeños remolinos, de trotes y roces. Casi al amanecer, mi mano empuñó el pincel, dialogó con el ojo del calamar, con la porosa superficie del pliego. Yo apenas tenía conciencia de sus movimientos, toda mi atención estaba puesta en la imagen que flotaba en mi interior. ¡Qué hermosa! Por fin pude ver, adorable Laura, tu rostro y tu cuerpo. Me apresuré a fijarlos, a convertirlos en la culminación de tu aprendizaje. Maestro se siente acompañarte en el viaje. gratificado por la oportunidad de Ha sido una agradable, rejuvenecedora experiencia. El templo de Ryusyaku fue fundado por el gran maestro Jikaku; creo que te he dicho ya que es un lugar famoso por su silencio. El santuario se halla en la cumbre de una montaña. Pinos y robles en un paisaje que parece nacido del retozo de unos gigantes. Unos gigantes que encuentran placer arrojándose enormes rocas, cascándolas como nueces, dispersando los restos. El musgo en las proximidades del templo es suave como la piel de un niño. El templo brota de las piedras. Frente a la hermosura tranquila del paisaje, el corazón se aquieta y «el son de las cigarras taladra rocas». Maestro Yuko Página 69