Juan Abreu
Diosa
aumenta la sensación de cautividad que invade a la Sumisa. Provoca
un dolor humillante e íntimo. Una serenidad lacerante. No es un arte
que esté al alcance de cualquier Amo. Cuerdas de arroz, son las
ideales para el bondage de pelo.
Existe una leyenda acerca de un monje y Amo Supremo en el
Japón medieval, llamado Nabeshima, que vivió en la isla de Kyushu.
Dicho monje colgó a una novicia con tal maestría de su luenga
cabellera que, al final de la sesión, todos los cabellos se
desprendieron de la cabeza y quedaron suspendidos de cientos de
finos bramantes. Formaban la imagen del templo Ryusyaku, famoso
por su silencio. En el cuero cabelludo de la novicia no podía
apreciarse ni una sola gota de sangre. Y el dolor fue de una categoría
tan excelsa que la joven alcanzó el orgasmo al perder el pelo.
Yo no creo que sea posible hacer algo así.
Aunque... ¿quién sabe?
Maestro Yuko
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